Inicio 1ª División España y su conquista pacífica.

España y su conquista pacífica.

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España no encontró demasiados problemas para liquidar a Uruguay en Qatar. El partido, bautizado como la «Batalla de los Campeones», significó la primera gran toma de contacto con un país que dentro de unos años organizará el primer Mundial de la historia en Oriente Medio. Pero al duelo de campeones, España compareció sin su centro del campo titular, sin su capitán y sin su goleador por excelencia, que entró en la segunda parte. Aun así, Del Bosque alineó un equipo deslumbrante que se merendó a Uruguay sin necesidad de imponer el ritmo habitual.

Con los servicios mínimos y la mente puesta en eliminatorias de Champions, España redujo la ‘Batalla’ a otro ejercicio más de preparación para la competición. Desde el principio, controló el envite e impuso el ritmo que le interesaba, sin alteraciones ni sobresaltos, con posesiones eternas e inofensivas en el centro del campo. Bastaron, sin embargo, quince minutos de conquista pacífica para que España argumentara quién es el Campeón de campeones. La Roja, negada ante la idea de hacer sangre, permitió a Muslera que abriera la herida al tragarse un disparo amistoso de Cesc. Con el 1-0, Uruguay activó a sus dos puntas y tanto Cavani como Suárez demostraron que tienen veneno como para poner en jaque a cualquier defensa.

Reaccionaron los uruguayos y el Cebolla empató el partido tras error de Puyol, que cedió espacio al colchonero y éste despachó a Valdés sin mayor problema. Sólo entonces entró España en conflicto, que pisó el acelerador con la entrada de Villa -hambriento de goles y de minutos- y con el cambio de posición de Pedro, que se tiró a la izquierda para transformar en seguida el  segundo de España. El canario no diferencia entre bolos y competiciones, corre cada balón con ilusión de un juvenil y disputa cada lance como si tuviera que reivindicar algo, como si no hubiera jugado la semifinal o la final de un Mundial. Así se resume su segundo gol -tercero de España- llegando desde atrás como un tren de alta velocidad para empujar con el alma un centro desde la izquierda.

Debutaron Isco y Mario Suárez, destacando notablemente el malaguista, que dejó destellos del futbolista que es y mensajes cifrados sobre lo que será. En definitiva, España jugó el partido que tocaba, cumplió, disfrutó y volvió a ganar. Como siempre, pacíficamente.