Inicio 1ª División Cristiano sacude los cimientos del Barça.

Cristiano sacude los cimientos del Barça.

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El Madrid barrió al Barcelona en el Nou Camp (1-3) con un Cristiano estelar. Aguantó los cinco minutos iniciales en los que el Barça se abalanzó buscando un gol que no necesitaba (el 0-0 inicial los metía en la final) y después se llevó el partido de calle. Todo estaba escrito y Mourinho lo sabía. Acaso volvió el Barça a confundir el guión, como ya sucedió en Milán. Demasiadas dudas a estas alturas -por cierto- que dan lugar a un nuevo batacazo en otra gran cita. El Madrid soportó el inició y después controló el partido de principio a fin, con la tranquilidad de quien sabe lo que va a suceder. Conforme avanzan los años, el equipo de Mourinho llega a los clásicos con la lección bien aprendida, cada vez mejor. Anoche, el Real Madrid confirmó la inercia de los últimos duelos. Han pasado al Barça. Le han superado en todos los aspectos (físico, táctico y técnico) y acaban de birlarle otro título.

Este Barça de Tito y Roura sigue escudándose en una posesión cada vez más inofensiva. Previsible. No existe plan B, no se percibe evolución alguna. Enamorado de su estilo, el Barça se ha dormido en su propia complacencia y el resultado es un equipo que, desde la pasada temporada, va perdiendo encanto y competitividad. Anoche terminó por desplomarse ante su eterno rival, que lo zarandeó con una actuación imperial. No sabemos si habrá tocado fondo. Tal vez sí, o tal vez no. El Milán decidirá la próxima semana. En cualquier caso, y apartando a un lado esta liga de broma, el Barça da síntomas preocupantes de saciedad, de inapetencia. Estos jugadores lo han ganado todo y tienen un crédito ilimitado y bien merecido, pero el fútbol no vive de fotografías amarillentas, y sin entusiasmo, equipos como el Madrid pueden sonrojarte y humillarte.

Mientras el Madrid tiene un plan, que a veces resulta y otras no, en can Barça da la sensación de que no lo hay. Poseen una filosofía y con ella mueren. Alinean a once jugadores extraordinarios y dejan que se asocien esperando la chispa que encienda los fuegos artificiales. No hay más. No hay variantes. Se intuye el discurso: «Salid ahí y haced lo que sabéis». Pero sin más ideas, sucede que no existe movilidad, ni ruta alternativa ante equipos rocosos y bien organizados. Desorientado, el Barça vaga de un lado para otro sin saber por dónde meter mano. Se muestra inoperante, impotente. Espeso. Así que ante este panorama, el Madrid de Cristiano, que huele la sangre, se encontró anoche a un equipo vulnerable al que devoró sin compasión.

«El inmovilismo, a veces no es bueno», sentenció Del Bosque cuando incluyó sus propias variantes en la brillante selección que heredó de Luis Aragonés. Tito y Roura tienen trabajo, pero se equivocan si se pierden en líos arbitrales y demás polémicas improductivas. Lo bueno del fútbol es que cada semana te brinda otra oportunidad para cambiarlo todo.