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Hagan caso al balón.

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El pasado sábado 2 de marzo tenía lugar en Edimburgo, Escocia, la reunión anual de la IFAB (International Football Association Board), o lo que viene a ser lo mismo, el organismo que sopesa y acomete los cambios en las reglas que rigen el fútbol. En el orden del día, nuevos datos y valoraciones en torno a la tecnología en la línea de gol (GLT), cuya implantación se aprobó el pasado año y que ya ha sido puesta en liza en el último Mundial de Clubes disputado en Japón. El siguiente test se llevará a cabo este verano en Brasil con motivo de la Copa Confederaciones, para llegar sólido y fiable al Mundial 2014.

No obstante, el consenso internacional al respecto continúa dilatándose. Sabido por todos es que Michel Platini, presidente de la UEFA, se opone firmemente a su uso por el elevado coste del mismo, 50 millones de euros según sus propias palabras. Muy a su pesar, los partidarios de su propuesta visten cada vez más de traje y corbata que de corto y competición. Siguen acumulándose acciones que ponen en entredicho la postura del mandamás francés.

La última, una semana después de la reunión anual de la IFAB y a escasos dos kilómetros del hotel donde tuvo lugar. Corría el minuto 77 del apasionado derbi capitalino entre el Hibernian y el Hearts, cuando el local Leigh Griffiths ejecutaba con precisión quirúrgica un libre directo que, tras impactar en el larguero, botaba casi un metro dentro de la línea de gol. Resultado… Córner a favor del Hibs. Inmediatamente emergió en la memoria de todos los presentes el “no gol” del inglés Frank Lampard ante Alemania en los pasados octavos de final del Mundial de Sudáfrica, impulsor involuntario dos años después de una tecnología que le hubiera dado los tres puntos en liza a los “verdes” del Hibernian.

Las reacciones de los managers escoceses no tardaron en producirse. La mayoría aboga por la implantación de la tecnología, sólo en los casos de la línea de gol. Aunque a día de hoy se desconoce si la Scottish Premier League ejecutará tan sofisticada determinación la próxima campaña, lo único cierto es que el caprichoso balón sigue deslegitimando a Platini al tiempo que carga de razones a aquellos (futbolistas, técnicos y directivos) que quieren que el fútbol de un paso más allá. Si no, que se lo pregunten al bueno de Griffiths.