Inicio Opinión Sobre Diego López, el chaval que ha cumplido un sueño.

Sobre Diego López, el chaval que ha cumplido un sueño.

Compartir

Pedro Jaro.
Entrenador de porteros del FC DNIPRO, Dnipropetrovsk. Ucrania.

No ha pasado mucho tiempo, apenas un par de lustros. Corría el año 2003 cuando se me brindó la oportunidad de formar parte en el proyecto de formación integral que el Real Madrid desarrolla con sus jóvenes promesas, y cuyo principal objetivo se centraba –y se centra- en preparar a los chavales, humana y deportivamente, para asumir los retos que propone una casa tan grande, depredadora insaciable de talentos, en la que sólo los más fuertes sobreviven.

Asumir el nuevo rol de formador no fue una tarea fácil para mí. Recién aterrizado del mundo profesional, fui consciente de que, durante mi larga etapa en la élite, había olvidado los muchos y variados conceptos que un portero va adquiriendo con el paso del tiempo. Y es que, sólo el trabajo y el sacrificio de largos años en la base, dotan a una persona de las capacidades técnicas y mentales necesarias para soportar el, en ocasiones, denostado y vilipendiado puesto del portero.

Allí pude encontrarme con aquellos porteros, chavales seleccionados de las diferentes comarcas de nuestro país, que habían llegado en busca de un sueño y que se encontraban en un continuo proceso de formación. Entre ellos estaba él. Un gallego de 18 años, muy alto y delgado -demasiado delgado diría yo-  natural de Paradela (Lugo) y que respondía al nombre de Diego López.

Desde un primer momento me llamó especialmente la atención sus ganas de aprender y mejorar. Todo el trabajo era poco e insuficiente, siempre quería entrenar más. A pesar de su altura y delgadez, conseguía dominar su cuerpo con facilidad, tarea nada fácil a su edad. Poseía una coordinación muy buena y, a su vez, lograba moverse con una rapidez impropia de su estructura corporal. Aprovechó el tiempo y no dejó escapar ni una de las horas libres de que disponía en aquel momento. Empezó a modelar y fortalecer su cuerpo en el gimnasio. Y allí, además, encontró a Santiago Lozano, que hoy es un gran amigo suyo y quien, durante aquel tiempo, le ayudó a dar un salto de calidad considerable. Aunque esto es una opinión muy personal.

Pero a pesar de todo el esfuerzo, era su compañero quien casi siempre comenzaba la temporada defendiendo la portería del equipo. No obstante, Diego tuvo siempre una lucha emocional consigo mismo y sabía que, no muy tarde, llegaría su momento. Del Castilla pasó al Real Madrid, marchó a Villarreal, se consagró, y viajó después hasta Sevilla para pasar de puntillas y volver nuevamente, sin hacer ruido, a la que siempre ha sido su casa. Diego López ha vuelto al lugar donde, por su disconformidad y su hambre de fútbol, un día tuvo que salir para no seguir siendo la segunda opción, la sombra del que hoy en día sigue siendo el mejor portero del mundo.

Probablemente, por la red podemos encontrar rincones en los que se ofrece todo lujo de detalles sobre su trayectoria deportiva, pero lo aquí expuesto viene certificado con el sello del recuerdo y del cariño de quien, en una ocasión, tuvo el privilegio de poder contribuir en su proceso de maduración deportiva. Con la alegría y el orgullo de comprobar que, aquel chaval humilde y trabajador, ha cumplido su sueño.

Diego, la mayor parte de tu camino está recorrido. Disfruta de todo el tiempo que aún te queda porque estoy convencido de que los demás aun te vamos a disfrutar mucho más. Desde aquí mi más sincero y desinteresado reconocimiento hacia tu extraordinaria trayectoria.

Grapas, ¡Mucha suerte!