Inicio Opinión Antonio Oliver Mou, el flautista de Hamelin

Mou, el flautista de Hamelin

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Mou se puede ir a Inglaterra, quedarse en el Real Madrid o, como quiere su familia, tomarse un año para observar. Da igual, mientras siga aquí el espectáculo está asegurado. Cada semana prepara su partido y la agenda de los medios. Si no fuera exagerado, diría que sus ayudantes preparan el partido y que él, estando o no, dibuja la estrategia para la sala de prensa. Visto lo visto, parece lo más importante. En algunas ocasiones, lo que dice que ha pasado parece ser más veraz que lo ocurrido en realidad. La historia del partido es más o menos importante, dependiendo de su repercusión; él se ocupa, con pericia envidiable, de que la noticia sea la que le interesa en cada momento. Poco balón y muchos efectos especiales. Para eso hay que haber estudiado concienzudamente la materia y saber manejarla, no hay tantos profesionales con esa habilidad.

A medida que avanza la temporada está más claro que la responsabilidad del gran debate es menos suya, y más de quienes proyectan a Mou hasta concederle el título de “Special One”, también en su disputa con el periodismo deportivo. Ha logrado, en un ejercicio maravilloso de adecuación de la realidad, que casi nadie le censure haber entregado la Liga en media vuelta y que se haya pasado, sin darle más importancia, por encima del triste juego del equipo en muchas fases de la temporada. Ha conseguido llegar a la orilla de la Copa del Rey y a semifinales de Champions superando polémicas con pesos pesados y con la posibilidad de decir, si le apetece, que este era su plan. Increíble.

Le miro retrepado en el banquillo o paseando por la zona técnica y no puedo evitar ver la imagen del flautista de Hamelin. No sé a dónde lleva al madridismo. Lo que parece claro es que una abrumadora mayoría ha ido tras él siguiendo la música de su flauta. Flauta que, luego, para unos habrá sonado por virtud y para otros por casualidad; eso ya dará igual. Sea como sea, estamos ante un personaje singular, que ha tenido la habilidad de subirse a hombros del gigante de la comunicación logrando que su más encarnizado rival sea, finalmente, su principal aliado. Odiado o querido, en cualquier caso es el mejor manejando el tiempo, el ritmo, la intensidad y el interés de noticias y medios. Brillante.