Nora Lynn Gardner.
Estudiante doctoral de literatura española en la Universidad de Indiana.
Aeropuerto Dallas-Fort Worth, Texas – 18:00 CST (01:00 hora peninsular).
Al lado de cientos de pasajeros esperando sus vuelos, me enteré de la tragedia que ocurrió esta tarde en el Maratón de Boston viendo las noticias en el terminal de American Airlines en el Aeropuerto Internacional Dallas-Fort Worth (DFW). Hasta ahora, CNN ha confirmado que dos explosiones cerca de la meta del maratón en la Plaza Copley han resultado en dos muertos, uno de ellos un joven de ocho años, y 110 heridos.
El tercer lunes de abril se conoce en Boston como “el día del patriota” porque conmemora el aniversario de las Batallas de Lexington y Concord, las primeras de la revolución americana, y el presidente Obama en su mensaje a la nación (17:10 CST) destacó que cada año este día festivo atrae a las calles de la ciudad gente de todo el mundo con motivo de disfrutar del espíritu de competencia amistosa.
Aunque las autoridades todavía desconocen la identidad de los responsables (grupo o individuo), los sucesos de hoy no sólo muestran la violación de este espíritu universal deportivo por una persona o un grupo de personas, sino comprueban que la solidaridad humana y el apoyo colectivo que se comprende, siempre ha perdurado y perdurará en la Maratón de Boston, los Juegos Olímpicos, la Copa Mundial y hasta en cada partido o competencia que ocurre cada día en cada rincón del mundo. Tanta humanidad no se elimina con la violencia y el odio.
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