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Que no cunda el pánico

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Novak Djokovic ha profanado la “casa de la playa” de Rafael Nadal, la que tiene en Montecarlo con un terrenito de tierra adosado. Como un  ladrón de guante blanco, el serbio se ha llevado un trofeo que el mallorquín  ha ganado durante los últimos ocho años de forma consecutiva.Y lo ha hecho con justicia. Ha sido mejor y punto. Pero no hay que alarmarse.

Hace un par de meses nadie creía que Nadal volvería a la élite tan pronto. Desde el retorno tras la lesión, el balear sólo ha perdido dos partidos y ha ganado tres torneos, uno de ellos de peso específico, el Master 1000 de Indian Wells.

Hay que ser conscientes de que no se puede ganar siempre. Es imposible. Y más cuando te enfrentas a un rival que sabe cómo hacerte daño y que es muy, muy bueno. Nole era el único capacitado para ganar a Nadal en Montecarlo. Ya que pierdes, mejor en la Final, que no contra un “desconocido” en las rondas iniciales. Aún así, queda la tristeza de sentir cómo te han quitado algo que ya ganabas casi por inercia y que todo el mundo daba por hecho que ibas a lograr.

Hay que contextualizar las victorias y las derrotas. Queda aún tiempo para lo verdaderamente importante: Roland Garros. Un tenista es más grande cuantos más “Grand Slams” gane. De los Masters 1000 se acuerda menos gente, aunque Nadal tiene el récord histórico de victorias en este tipo de torneos. Al igual que en Roland Garros, siete, aunque con el matiz de que es un récord de la era Open.

Eso sí, para ganar su octavo título ante la “cariñosa” afición francesa, Nadal debe resolver dos cuestiones.Una, su físico y la otra su principal rival. Djokovic ha obtenido hoy una victoria psicológica en la única pista donde el balear era invencible. Pero Nadal ha sido, es y será capaz de sobreponerse.

Por cierto, hablando de físico, a muchos deportistas les gustaría tener los tobillos de Nole. ¡Menos mal que era duda para participar en el Torneo¡ En fin. Tranquilidad que la temporada es muy larga. Y estos dos “monstruos” se volverán a ver en más finales. Y se volverán a ganar.