Hace unos días repasaba con mis alumnos de apoyo de Lengua los sustantivos y adjetivos. Tiza en mano y pizarra borrada, en el centro pusimos un nombre, Manuel y un apellido, Pellegrini. Futboleros los chicos, empezamos a poner adjetivos alrededor.
Educado, respetuoso, correcto, elegante, servicial, discreto, ejemplar, comprometido, trabajador y humilde…y suma y sigue en calificativos.
Es de esas personas que siempre cae bien, que le ha dado mucho al fútbol (en educación, en juego y en estilo) y al que el fútbol le debe más de una (Villarreal y Málaga). Pasó por el Real Madrid y trabajó lo que pudo o lo que le dejaron. Mereció más, y no sólo tiempo. Mereció sobre todo respeto.
Manuel Pellegrini es una de esas personas con alma de maestro. Sabe guiar al grupo, conducirlo, guiarlo, arroparlo, protegerlo, formarlo, entrenarlo, educarlo y quererlo. Y sus pupilos (entiéndase jugadores) no tienen más que ponerse a su servicio porque saben que están recibiendo la mejor de las enseñanzas. Una buena persona, un buen tipo que nunca ha necesitado de actitudes prepotentes, arrogantes o egocéntricas (¡cuánto deberían aprender otros!) para hacer bien su trabajo. Buena gente como diríamos por aquí abajo.
Maestro Pellegrini, el trabajo y la humildad siempre delata a los grandes y usted es un grande en trabajo y en humildad. A pesar de los últimos resultados y de las declaraciones críticas de jeques convertidos al fanatismo futbolero, usted sigue dando lecciones magistrales de profesionalidad y de humildad. Y suma y sigue en su actitud ejemplar.
Málaga le va a dedicar una calle o una avenida pero yo le pondría, también, en los manuales de Educación para la Ciudadanía (asignatura que algún “wertgonzoso” político quiere liquidar) porque seguro que con su enseñanza y ejemplo todos aprenderíamos más.
Algún día la justicia futbolera, (¡debemos creer en ella!), le hará cambiar el “no pudimos o no quisieron que ganáramos” por un “pudimos, quisieron y nos dejaron”. Usted sí se lo merece. Palabra de fútbol.
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