No queda más remedio que especular y conjeturar para sustentar la versión que este artículo se dispone a expresar. Es lo que obliga ponerse en lugar de Andoni Zubizarreta, máximo responsable del área deportiva del F.C. Barcelona. Con la temporada dando sus últimos coletazos a nivel de clubes (la Copa Confederaciones y la Roja tomarán el relevo en verano), el mercado de fichajes bulle sin freno en todas direcciones. Una de ellas desemboca en las oficinas del Camp Nou, donde el varapalo infringido por el Bayern en Champions va a acelerar el necesario lavado de cara (parcial) que exige un plantel brillante pero con carencias.
Oímos intensificados en los últimos días los ininterrumpidos y laboriosos movimientos que los dirigentes azulgranas están llevando a cabo en Brasil para atar definitivamente al salvador Neymar. En torno a 60 millones de euros (el total del presupuesto destinado para fichajes de este año en primera instancia) va a tener que desembolsar la entidad barcelonista por un delantero prolífico hasta la fecha en goles (15 en 24 encuentros este año) y que sigue el patrón de juego que exige Tito Vilanova. Es decir, vivir fuera del área y cerca de la cal lateral. El socio perfecto de Messi (veremos). Conclusión: casi todo el presupuesto para apuntalar el plan A.
Hasta que se diga lo contrario, la táctica en el fútbol sigue siendo determinante, a veces más y a veces menos, pero importa. Lo mucho hablado esta temporada sobre la inexistencia de plan B ante las complejidades planteadas por los rivales ha causado en el seno de la masa social blaugrana un sentido debate. Cambiar ciertas teclas del órgano filarmónico culé para afinar una melodía igualmente atractiva y exitosa. Traducido, fichar un 9 a la vieja usanza, poderoso en lo físico y obcecado con el gol. No obstante, si se termina confirmando la llegada de Neymar, despídanse de un segundo atacante. Despídanse de un plan B.
Demostrado en cada ocasión que Messi ha tenido alguien al que mirar al cogote que el Barça infundía más peligro, no parece que Tito y su equipo vean más allá de su libro de estilo. Otro extremo deslumbrante (Gerard Deulofeu) promete mostrarse la próxima campaña. Se unirá a Tello, Pedro y Alexis para cumplir con su cometido, que no será anotar 25 goles por año. Llegarán más fichajes, por supuesto. Un central (obvio), puede que un lateral y algún centrocampista, pero ellos no modificarán la cara que el equipo ha ido mostrando alrededor del mundo.
En definitiva, y siguiendo el ejercicio especulativo confesado en primera línea, las opciones de ver un Barça diferente pasan por la pizarra de Tito Vilanova. Su habilidad para dibujar variantes que sorprendan y ofrezcan una versión alejada, en parte, de la consabida tendrá un papel significativo, crucial. Analizada ésta tras su primer año al mando del equipo, pocas sorpresas me temo que va a ofrecer el F.C. Barcelona 2013/2014. Veremos si con el plan A sigue dando para cosechar títulos.
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