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Alonso, un samurai en Ferrari

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fernando alonsoCuando Fernando Alonso llegó a Ferrari, para los aficionados a los motores en V fue como ver llegar a Amstrong (no Lewis), a la luna para la NASA. Recuerdo esa primera carrera, con victoria y vuelta rápida. Pero en esto del deporte ya se sabe, hay muchos intereses creados, que diría Jacinto Benavente.

Red Bull y sus alas, jugando al límite, inferior o superior, de la legalidad, y alguna que otra presunta mano negra, han hecho que el sueño siga inconcluso. Hace unos años, cuando el Káiser paseaba la fiabilidad del cavallino junto con su maestría al volante, no había dudas. Era el mejor y tenía el mejor coche. La temporada pasada se ha podido comprobar que ese mismo alemán, pero a lomos de otro corcel, a lo máximo que aspiraba era a jugársela a algún compañero a 300 en plena recta. Quién te ha visto. Qué pocos te ven.

El hecho es que Fernando Alonso, el considerado mejor piloto actual por casi todos (excepto por esa parte de españoles que no ven con buenos ojos su no sometimiento a los medios), el hecho decía, es que no tiene en sus manos el mejor, ni el más rápido, ni el más fiable de los que componen el paddock. Está compitiendo con el tercer coche de la parrilla, y eso es poner el listón muy bajo para Ferrari, muy alto para el piloto español. Aún así, ha podido ganar otros dos mundiales en la última carrera, uno se lo arrebataron los de Red Bull por sacrificar a Webber, el otro…simplemente se perdió. Nada de lamentaciones ni villaratos. A correr, a disputar, a luchar, a sufrir, a divertir.

Alonso, fiel seguidor de la cultura nipona, cree en la disciplina, en el honor. En el sacrifico de la victoria. Este año esperamos de ti y de tu katana en forma de Cavallino Rampante, muchas victorias, muchas alegrías. Confiamos en tí y en la honestidad de tus actos…