Inicio 1ª División Ni Real, ni Bayern, ni nadie…

Ni Real, ni Bayern, ni nadie…

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Vilanova renuncia 3La triunfal singladura que el F.C. Barcelona inició en el año 2006 alzándose con su segunda Champions a las órdenes de Frank Rijkaard, y que se prolonga hasta la actualidad (18 títulos desde entonces) sirve aún hoy de mitigador emocional para todos los culés ante los dramáticos vaivenes personales que al club le ha tocado afrontar en los últimos años. Si a ello le añadimos las discutidísimas decisiones deportivas de su secretaría técnica, e institucionales de sus directivos, el oleaje por el que lleva navegando la entidad (con meridiano éxito) con Rosell al timón, se hubiese tornado, sin lugar a dudas, en una tormenta cuya magnitud y virulencia hubiese amenazado con arrasar todo y a todos.
La brillante liga del curso pasado tapa el excepcional caso de haberse ganado sin el entrenador durante 4 meses, acuciado por la más temible de las enfermedades, que ayer volvió a golpear al técnico, al club y a toda su masa social. Un vestuario humano, más humano que nunca, unido como un ente personal, sin egos, en torno a dos compañeros, AbiTito y Abidal, cuya delicada salud hizo tambalear el fascinante mundo de hadas en el que habitan y que, desde fuera, parece inquebrantable a ojos del aficionado de a pie. Pues no lo es. Compleja tesitura por tanto, difícil de sobrellevar, no cabe duda.
Ahora, tras este nuevo varapalo en forma de renuncia voluntaria para atacar la tercera recaída de su cáncer de glándula parótida, Tito Vilanova deja de ser entrenador del Barça. A menos de un mes del comienzo de la temporada, a Rosell y Zubizarreta les toca encontrar nuevo capitán en tiempo récord. No vale cualquiera. El modelo está por encima de los entrenadores, por lo que sólo un grupo reducido (podría) encajar en el puesto. Enésimo empentón a la estabilidad de una plantilla expuesta sin descanso a la crítica y exigida de excelencia y títulos.
Más allá de quien sea finalmente el encargado de dirigir al equipo la próxima temporada, este nuevo Barça de Messi y Neymar volverá a vérselas con un rival temible, que no se toma respiros ni se lesiona, perseverante como nadie y que parece tenerles tomada la medida a los azulgranas. No será el campeón de Europa y de la Bundesliga, el reluciente Bayern de Guardiola; ni el Real Madrid de Ancelotti, nuevamente sacado de la chistera millonaria y sin fondo del rey Floren. No señor. Lo será uno que cualquier ciudadano mundano, aficionado al fútbol o no, al deporte o no, se ve obligado a mirar a los ojos diariamente como precio a la existencia que le toca vivir. El dolor, la pena, el miedo a un desenlace fatal, la tristeza y el desamparo que adjunta, todo ello desperdigado como obstáculos gigantes en el camino que une la cabeza y el corazón.
No será la primera vez, ese es el consuelo que le queda al seguidor que confía en seguir disfrutando de la atractiva versión del Barça, pero esta vez parece ser más cruel y arduo de afrontar si cabe.
De todos modos, ya no es la Champions la competición más importante para los culés este año, sino volver a ver a Tito Vilanova sano, sin malditas recaídas. Que luego vuelva a retomar su puesto como entrenador del equipo, es algo que se debería debatir más en profundidad y con todos los argumentos sobre la mesa, deportivos y no deportivos. Pero eso ahora no toca.