Esperada, casi ansiada, era la noticia que anexionara en un titular la palabra renovación y el nombre propio de Wilfredo Caballero en la ciudad de Málaga. Podríamos decir que en la capital de la Costa del Sol a día de hoy se ha producido un enorme suspiro al conocer la buena nueva. Los corazones malaguistas, maltrechos ante la pérdida de sus mejores peloteros, comienzan a latir en parámetros normales. No es baladí, quien más, quien menos, tenía el pecho encogido ante las ofertas para salir dirigidas a uno de los ídolos máximos de la Rosaleda. Equipos de la talla del Manchester City de Pellegrini o el siempre interesante Villarreal han intentado pescar en rio revuelto una de las mejores piezas que el Málaga tiene en filas. Ofertas, en esta época que le toca vivir al club de Martiricos, que muchos jugadores decidieron aceptar, bien buscando nuevos retos, bien una estabilidad tras un año convulso o bien mejorar en lo tocante a lo económico.
A la altura de lo que merece por rendimiento, Willy, pasará a ser de los que más salario perciba por temporada. Se asegura así el Málaga que no cojee uno de los puestos más importantes para un equipo de fútbol. Todos contentos.
Hasta 30 de junio de 2017 – si se cumple lo firmado – podría estar el meta, incomprensiblemente no internacional con Argentina, defendiendo la portería boquerona. Siendo un pilar dentro de un equipo huérfano de estrellas. Tal vez líder de un proyecto austero que logre retos como volver a Europa sin Demichelis, Joaquín o Isco. Conjeturas aparte, gran movimiento del Málaga esta renovación. Schuster lo agradece, el equipo lo celebra, el malaguista respira.
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