Por desgracia, se está convirtiendo en costumbre que verano tras verano los hinchas del Atlético de Madrid tengan que ver como se marchan del equipo las grandes estrellas. La directiva siempre apela a la necesidad económica del club frente a una deuda que “nadie” sabe de dónde ha salido. En este sentido Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo han aprovechado cada ocasión de hacer caja sin mirar nombres, afinidad al club o aportación al proyecto.
Este verano ya ha salido Falcao y desde entonces se ha especulado con quien sería el siguiente. La semana pasada sonaba con fuerza el nombre de Diego Costa. El interés del Liverpool por la pantera rojiblanca hacía temblar a los aficionados colchoneros y más cuando las informaciones que llegaban desde los periódicos punteros aseguraban que era el mismo jugador el que estaba presionando para forzar su salida, con razón a un sueldo triplicado. Si a eso sumamos que la operación no se tasó en ningún momento por debajo de los 25 millones de euros tenemos todos los ingredientes para una venta made in Gil Marín.
Con lo que no contaba la directiva rojiblanca es con que esta vez las circunstancias no son las mismas. Ha llegado al banquillo un hombre exigente y que es un aficionado más que no va a engañar a la hinchada. El Cholo ha sabido transmitir a los jugadores ese mismo sentimiento y ahora nadie quiere salir. Nadie pasó por alto las lágrimas de Falcao en los ojos al despedirse y ahora tenemos una nueva muestra de este compromiso: las palabras de Diego Costa con respecto a su posible fichaje. La cosa se le ha complicado para Gil después de que el brasileño dijera esto: “¿El Liverpool? Yo soy muy feliz en el Atlético. Mientras el club me quiera, aquí estaré”.
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