El Real Madrid se llevó la «Guinness International Champions Cup» al imponerse al Chelsea por 3 a 1 en la final. Partido donde se empezó a vislumbrar ritmo y competitividad propia de la temporada. El mejor del partido volvió a ser el de siempre, Cristiano que con dos golazos respondió a Mourinho y mostró que esta temporada volverá a estar ahí.
El partido comenzó con una sobre excitación poco propia de pretemporada y más común en partidos de Champions, un Madrid dominador desde el primer minuto y con la línea de presión muy arriba para estrangular al Chelsea. Un trabajo que dio sus frutos a los 13 minutos de partido cuando Marcelo hizo el primer gol de jugada personal. Aunque la alegría no le duró mucho al Real Madrid, solo tres minutos más tarde Ramires se coló entre Ramos y Pepe y batió a Casillas con una vaselina.
El ritmo frenético fue calmando a los jugadores con el paso de los minutos excepto a Cristiano que se le notaba dos niveles por encima de los demás. A la media hora de partido el crack luso se plantó delante de la portería de Cech para ejecutar una de sus faltas asesinas y no perdonó, ajustadita e imposible para el portero, volvía a dar ventaja al Real Madrid con un auténtico golazo que celebró señalándose a él mismo.
Los blancos volvían a gustarse sobre el césped con tres actores principales Modric, Isco y Özil tres magos que prometen mucho espectáculo para la nueva temporada.
Tras el descanso un error de Khedira pudo costar de nuevo el empate, regaló un balón a Hazard que lo convirtió en un mano a mano con Casillas y este con gran maestría consiguió sacarlo. El Madrid se reanimó con el paso de los minutos hasta que llegó el tercer y último gol, Isco desde la izquierda puso un balón entre los dos centrales y allí apareció Cristiano de cabeza para perforar de nuevo la red.
A partir de aquí cobraron más importancia los cambios que el propio fútbol que había quedado sentenciado con ese último gol. El Real Madrid se enfrentó contra su pasado y venció. La temporada promete.
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