Decepción. Pena. Dolor. Desencanto. La tormenta que cayó sobre Buenos Aires en los mismos instantes que intervenía nuestra delegación y que propició el apagón de la señal de televisión parecía el presagio del triste desenlace. Madrid quedó fuera en la primera votación. Empatamos a 26 votos con Estambul, mientras Tokio obtenía 42. En el desempate nos quedamos con 45 frente a los 49 de la ciudad turca. Encajada la derrota, debemos perseverar y luchar por nuestro objetivo. Madrid ha hecho un trabajo inmejorable. Su proyecto real ha quedado fuera. Ni siquiera la magnífica y deslumbrante intervención de nuestro Príncipe nos ha servido para emocionar y tocar el corazón de los miembros del Comité Olímpico Internacional.
Nos toca levantarnos. El espíritu deportivo español debe prevalecer. ¡Felicidades Tokio!. Pasado el mal trago, después de estas cinco o seis horas de unidad de todo el pueblo español esperando a Jaques Rogge decir el nombre de Madrid, debemos volver a la realidad. Y la realidad nos dice que Madrid no albergará los Juegos en el 2020. Después de compartir la tristeza con nuestros deportistas, de derramar lágrimas de decepción y de conversar con voces quebradas por lo inesperado, es el momento de superarnos… ¡Debemos volver!. Madrid se merece unos Juegos Olímpicos. Madrid tiene sentido. Pongamos optimismo, esperanza e ilusión. Pongamos nuestra alma en Madrid 2024. ¡Lo conseguiremos!.
Follow
