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Nadal 2020

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rafa nadal himnoPor favor, que alguien me ayude. No consigo encontrar un adjetivo para calificar lo que ha hecho y sigue haciendo Rafa Nadal. Un adjetivo diferente a los que se hayan dicho y escrito hasta ahora.Bueno, se me ocurren algunas frases hechas, pero hay que cuidar el léxico, que bastante se destruye por las tardes en algunos medios de comunicación.

Hace un año, el mallorquín veía por la tele el Open de Estados Unidos, convaleciente, supongo que con dudas sobre su futuro profesional por la lesión de rodilla, viendo y escuchando como muchos le enterraban deportivamente, quizás suponiendo que no volvería a ser el de antes, no lo sé. Y un año después, Nadal gana ese mismo torneo.

Ganar un Grand Slam es difícil, muy difícil. Son 15 días de competición (¿cuánto dura una Eurocopa o un Mundial?) y se juegan más partidos, siempre luchando contra tí mismo, tus miedos, tus dolores, tus preocupaciones…y contra tu rival. Uno contra uno. Uno contra el mundo.

Quizás por eso, vencer por segunda vez en el cemento de Nueva York es similar a ganar varias veces en Maracaná al fútbol. ¿Difícil verdad? La pista dura siempre ha sido eso, dura, para las rodillas de Nadal. De los grandes del tenis actual, quizás es el que peor se desenvuelve en esa superficie. Pues bien, Nadal no ha perdido ni un solo partido en pista dura este año.Y ha jugado más de una veintena.

Y para rizar el rizo, los tres torneos consecutivos que ha ganado este verano, vienen después del varapalo de Wimbledon, donde quizás el miedo por lesionarse le sacó del torneo a las primeras de cambio. Es decir, si retrocedemos un año, Nadal ha pasado de estar parado a regresar y ganar, parar y volver a ganar con un tenis espectacular.¿Cómo es posible? Supongo que con una mente privilegiada y con mucho trabajo.

Los datos lo dicen todo. Nadal ya tiene 13 grandes, es decir, acaba de lograr «la decimotercera», y sólo le superan en la historia un tal Federer y un tal Sampras. Es el tenista que ha ganado más Masters 1000 de la historia. Y es un deportista que es capaz de resurgir una y otra vez, de remontar, de aguantar estacazos de todo tipo…y de ganar en territorio hostil.

Y a esto hay que añadirle que Nadal ya sabe cómo domar al único tenista que le puede ganar en cualquier partido; Novak Djokovic. Incluso jugando peor, Nadal sabe defenderse, sufrir, resucitar y acabar ganando con un gran tenis. Eso está al alcance de muy pocos.Sólo el serbio tiene esa capacidad de resurrección, en parte adquirida con tanto partido jugado contra el balear. Y aún así, Nadal pudo con su «ex-bestia negra».

Eso demuestra que a lo largo de su dilatada carrera, Nadal ha podido con todo y contra todos. Ha hecho aún más bueno a Federer y a Djokovic y estos le han hecho aún mejor al balear. Se retroalimentan. Por eso, cuando se ganan entre ellos, sus respectivas carreras mejoran. Y el aficionado gana.

«¿Dónde está el límite de Nadal?», es una de las preguntas que más he escuchado cada vez que el balear se tiraba al suelo celebrando una victoria en un Grand Slam. Pues a este paso y si las lesiones le respetan, Río 2016 no sería un problema. 2020 ya hubiera sido demasiado, más difícil aún que una victoria de la candidatura de Madrid. Sin acritud. En realidad, Nadal se merece que le den las Olimpiadas a él sólo.

Por cierto, un aplauso para los directores de contenidos y de programación de las cadenas nacionales y de la principal plataforma de pago de este bendito país por pasar «olímpicamente» incluso de la final del US Open. Desconozco si no se podía comprar la emisión sólo de la final o si era muy cara, pero no hubiera hecho mala audiencia no. Mejor que muchas de las «chominás» que se ven por algunos sitios. Ya aprenderán para el año que viene. O no.