Los jugadores del Almería dieron la cara por su entrenador. En Valencia hay dudas si los valencianistas hicieron lo mismo por el suyo. Francisco iba muy tocado y Djukic terminó tremendamente débil ante su afición.
El partido se puso de cara para el Valencia. Un penalti abría la puerta de la tranquilidad para los de Mestalla y sumía en la zozobra al conjunto almeriense. Paracía un guión escrito para la despedida del entrenador visitante. El fútbol lo muda todo con sus zigzagueos y sus caprichos. Mientras el Valencia no terminaba de cerrar el encuentro y a Francisco le dio tiempo a comprobar que su propuesta de salida no funcionaba y a cambiarla. Mientras, el Valencia seguía en su línea diesel, sin chispa y muy lastrado, no se sabe muy bien por qué.
La entrada en el campo de Soriano y Aleix Vidal dieron otroaire a los andaluces, mientras el Valencia seguía instalado en su pesadez extrema, en una especie de mundo oscuro que les impedía asegurar la mínima ventaja en el marcador. Tanto y tan mal jugo el Valencia con esa ventaja que,alos 60 minutos, a la salida de un corner se les hizo completamente de noche. Torsiglieri, de un cabezazo, puso en evidencia a la defensa local y el empate en el marcador.
La suerte de Francisco estaba cambiando y la del Valencia en franca huida. No tardó en consumarse el drama che. Aleix Vidal se proyecta sobre el área del Valencia y logra una posición envidiable para batir a Alves. Ya está. Increible pero cierto. El colista tiene contra las cuerdas al Valencia. Veinte minutos para enmendar el herror y evitar la tragedia de sumar, esta vez en Mestalla, otra derrota a la sangrante que sufrieron en Villarreal. No hubo forma. Ni Canales ni tampoco Alcacer, propuestas de solución del técnico local, lograron evitar el hundimiento. Acabó el partido y la nube de abrazos que envolvían a Francisco contrastaba con la triste figura del fibroso Djukic, que enfilaba el camino del vestuario pensando en su destino tras la ratificación previa al partido. La ley del fútbol.