Inicio 1ª División La Real golea a balón parado (5-0)

La Real golea a balón parado (5-0)

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real sociedadDavid de la Torre Díaz.
«¡Sufrimos, sufrimos!», arengaba Andrés Fernández a sus compañeros mientras la Real apretaba sin demasiado peligro. Era la primera parte y el Osasuna se encontraba cómodo en Anoeta. No podía imaginarse el cancerbero rojillo que, su grito de guerra, acabaría siendo una premonición de como se desarrollaría el partido. Un sufrimiento en el que su verdugo no tenía ni nombre ni apellidos. Su verdugo fue el arte de la pelota parada.

Planteaban el partido ambos conjuntos con la expectativas altas. A pesar de que la Real superara por siete puestos a los rojillos en la clasificación, los dos equipos llegaban a Anoeta con una buena dinámica. El equipo de Arrasate introducía varios cambios respecto al último compromiso liguero, colocando a Vela como hombre más adelantado y dejando a sus verdaderos nueves en el banquillo. Por su parte, Osasuna podía contar con De las Cuevas a pesar de cumplir ciclo de tarjetas, debido a que el Comité no se reunió el viernes al ser festivo. Y así, con la sombra de dos goles en los últimos cinco enfrentamientos entre vascos y navarros, comenzó el partido.

A falta de fútbol, buena es la estrategia

Osasuna no tenía prisa. Jugaba fuera y en frente tenía a un equipo de Champions. El plan era claro y no tenía mala pinta para los intereses rojillos: replegados atrás, líneas muy juntas y esperar alguna acción aislada para llevarse el partido. Y si no se puede, no pasa nada. En casa ajena nunca es un mal resultado un empate, sobre todo si tu máxima aspiración es la permanencia. Por lo tanto, la Real no tenía opción: la pelota iba a ser suya sí o sí.

El equipo de Arrasate tocaba y tocaba, sin profundidad alguna. Mientras, Osasuna se sentía cómodo con diez hombres defendiendo por detrás del balón y esperaba agazapado su oportunidad cual animal con su presa. Sin embargo, los planes conservadores tienen un fallo irremediable. En cuanto sucede algo que se escapa de lo planificado, no hay capacidad de reacción. Falta botada por Rubén Pardo y Ansotegui que cabeceaba a la red el primero del partido. Jugada aislada que ponía por delante a la Real y que dejaba con la papeleta de proponer al equipo de Javi Gracia. La pelota estaba en su tejado.

Cinco minutos fatídicos

Nunca sabremos si Osasuna hubiese sido capaz de generar fútbol o no. Cinco minutos nefastos tras la reanudación fueron los culpables. Primero fue Pardo quien volvió a colgar un caramelo, esta vez desde el córner, para que Iñigo colocara el segundo en el marcador local. Y por si esto fuera poco, dos minutos después Loties derribaba a Vela cuando éste se quedaba solo frente a Andrés y el francés veía la roja. Cualquier atisbo de remontada se venía abajo y el partido también. Solo quedaba saber cuántos goles le caerían a los visitantes.

Y finalmente fueron cinco. El tercero sería obra de Griezmann tras otra asistencia de Pardo desde la esquina, firmando este último su hat-trick de asistencias particular. Los otros dos llegarían ya sin Vela y Griezmann en el campo, sustituidos ambos por el nulo peligro que corría el resultado. El «Chory» Castro tras una gran conducción de Seferovic y el suizo después de una excelente combinación entre Agirretxe y José Ángel cerrarían la goleada. Una goleada que continúa aupando  a la Real tras un inicio de competición dubitativo y que frena en seco la escalada de Osasuna. Andrés Fernández, aunque no lo sepa, estaba en lo cierto. Toca sufrir.