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El Tata tiene un motivo

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Tata MartinoEl nuevo Barcelona del Tata Martino está en boca de todos por su particular pérdida de preciosismo en virtud de un pragmatismo inaudito para algunos hasta la fecha. Ya dijo el argentino cuando arribó a Can Barça que no estaba entre sus prioridades arrebatarle a la plantilla su reconocida y reputada impronta, sino añadirle los matices necesarios para prorrogarla en el futuro con igual grado de éxito. Proceso que, ante todo, requiere tiempo, lujo que sentado en el banquillo que está, no se le concede casi ni a los emblemas más carismáticos del club.

Hasta ahora, el rosarino lo sobrelleva con alta templanza y abrigando el debate con sosiego, aunque sin ocultar su sorpresa en cierta medida. Es injusto comparar este Barcelona con el innovador labrado por Pep Guardiola. En 2009 se tocó techo con los 6 títulos cosechados, extendiendo la excelencia en el juego dos años más, hasta llegar a la temporada 11/12 donde, si bien se obtuvo la Copa del Rey, el sistema azulgrana resultó predecible, y por consiguiente, inocuo ante muchos de sus rivales. La innegable magia de los Messi, Iniesta, Xavi o Alvés ya no bastaba para desechar oponentes con la facilidad insultante de antaño. De ello surgió el desaforado debate en torno a adoptar nuevas alternativas de juego para paliar tal disfunción. El famoso plan B, o lo que es lo mismo, jugar con un delantero centro al uso.

Dos años de recelos en torno a la previsibilidad azulgrana alcanzaron su irreversibilidad con la aplastante superioridad mostrada por el Bayern hace unos meses en las semifinales de Champions, donde con Messi lesionado, los blaugrana parecieron un equipo menor, sin la más mínima capacidad ofensiva. Difícil fue entonces encontrar alguna voz, acreditada o no, que no se inclinara porque esta forma de jugar necesitaba un vuelco, un incentivo, un cambio. Justo lo que está intentando ejecutar el Tata. Paradojas de la vida, ahora el equipo no juega tan brillante y es por tanto criticado. Pero gana, que es lo que la gente demanda.

Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Cambiamos o se apuesta por la fórmula de siempre? Nada vale a ojos de los críticos. Es lo que tiene ser entrenador del Barça. Un continuo sin sentido, pensarán algunos. Pero Martino está siendo preciso en el manejo de sus piezas, y paciente en la valoración de la evolución pautada en agosto. Un pase en largo con sentido teniendo arietes como Neymar, Alexis o Pedro no es un paso atrás, sino una inteligente opción a aprovechar. Un repliegue cuando no hay opción de arrebatarle el balón al rival en zona alta para evitar sus contraataques, no es un retroceso, sino un mecanismo generalmente efectivo. Hay defectos, por supuesto, a pulir, como la velocidad en la circulación o el control del juego, pero como bien apuntó el Tata en Vigo, en partidos desenfrenados, la calidad ofensiva del Barça tiende a imponerse, es decir, a ganar, que es de lo que se trata.

Este Barcelona sigue y seguirá queriendo el balón, el control y la posesión, pero también vencer. Las nuevas variantes en su juego que estamos viendo reafirman este hecho y la indefectible necesidad de evolucionar respetando un patrón. Es el motivo que empuja al Tata a hacer lo que hace. Observando las trayectorias en Liga y Champions, poco o nada se le puede reprochar al argentino hasta ahora.