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Vicente del Bosque y el fair play

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José Luis Pérez Triviño
Profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Pompeu Fabra
Director de la “Fair Play. Revista de Filosofía, Ética y Derecho del Deporte”

Del BosqueEl reciente partido disputado en Johannesburgo por la selección nacional española contra Sudáfrica como homenaje por el Campeonato del Mundo obtenido en 2010 ha generado una interesante controversia acerca del fair play[1] en el deporte, en el que en esta misma revista se ha pronunciado la redacción.

La causa de la disputa se produjo a raíz de la lesión del portero de la selección española, Víctor Valdés, en el minuto 10 de la segunda parte. Esto en principio no debería generar ningún problema, excepto que a esas alturas del partido el seleccionador español ya había realizado los seis cambios que preveía la normativa acordada por ambas federaciones. Hay que recordar que este era un partido amistoso. En ese momento, la reacción inicial fue que un jugador de campo, Álvaro Arbeloa, se enfundaría la camiseta de portero y jugaría como tal, quedándose el equipo español con 10 jugadores. Sin embargo, a instancia del banquillo español se preguntó al seleccionador sudafricano si se podía realizar un cambio adicional. La respuesta de éste fue que debían dirigirse al árbitro quien aceptó y permitió dicho cambio. Al enterarse del permiso otorgado por el árbitro para proceder al cambio, el seleccionador sudafricano mostró su malestar y hasta realizó airadas protestas. Pero aceptó finalmente el cambio.

Pues bien, la razón justificativa de tal cambio anómalo fue la apelación al fair play. De hecho, el seleccionador español, Vicente de Bosque, en unas declaraciones posteriores también se refirió a esta expresión para explicar y justificar el séptimo cambio[2].  No deja de ser digno de tener en cuenta este argumento cuando proviene de una persona que no solo es un participante de este deporte, sino que tiene un bien ganado prestigio técnico y, me atrevería a decir, moral. Por ello, cabe preguntarse qué posibles causas llevaron a tal extraño proceder por el banquillo español, el seleccionador sudafricano y el árbitro, los tres protagonistas del caso. Parece fuera de duda que si este partido no hubiera sido amistoso, sino oficial, y en lugar de haber agotado los seis cambios, se hubieran ya realizado los tres cambios de jugadores de campo y el del portero, a nadie del equipo técnico español se le hubiera ocurrido pedir un cambio adicional. Tampoco el entrenador sudafricano hubiera remitido la respuesta al colegiado, y por supuesto, éste tampoco habría permitido un cambio adicional. La cuestión es que se trataba de un partido amistoso y no oficial, y parece que en estos la normativa es más laxa. Es un partido de confraternización, no hay en principio nada importante en juego y lo que cuenta es el disfrute del propio juego. Es decir, modificar las reglas sobre la marcha solo afecta a los equipos en juego. No hay daños a terceros como sucedería en un partido oficial en el que se dieran los mismos hechos.

En segundo lugar, es probable que en la iniciativa del cuerpo técnico español y el permiso del árbitro también jugara un papel que el cambio estuviera motivado por una lesión y no fuera simplemente el deseo del entrenador español de que un futbolista más disputara el partido. Además se trataba del portero, no de un jugador de campo, lo cual añadía una desventaja adicional al equipo español, pues la portería debía ser defendida ahora por un no especialista, por un jugador de cambio.

Creo que son estas circunstancias las que motivaron la actuación de los protagonistas así como su apelación al fair play: no había nada en juego, y probablemente, la normativa que rige este tipo de partidos hubiera permitido un cambio más si las circunstancias hubieran sido las mencionadas. Dicho de otra manera, el legislador hubiera incluido un cambio de jugadores extraordinario dadas las circunstancias. Y en el fondo, me parece que en la apelación al fair play estaba subyacente este razonamiento. Se trataba de un caso difícil, no un caso fácil, y había elementos novedosos que justificarían una respuesta distinta a la que se daría en un partido oficial.

Sin embargo, desconozco si Del Bosque y sus ayudantes conocían en ese momento que el carácter amistoso no impide considerar que el partido forma parte del calendario FIFA y como tal computa para el ranquin mundial de selecciones nacionales. Al investigar la FIFA lo sucedido en el Soccer City la conclusión ha sido que al incumplirse las normas establecidas respecto de los cambios, el resultado no tendrá validez y Sudáfrica, por tanto, pierde los puntos logrados con la victoria así como puestos en el ranquin al no computar el partido. Pierde 13 puntos y se queda con 541 en lugar de los 554 que hubiera obtenido con la victoria frente a España.

Desgraciadamente, en esta ocasión la bonhomía de Vicente del Bosque ha provocado un resultado injusto para el combinado sudafricano, así como una pérdida de prestigio para el cuerpo técnico de la selección española.



[1] Aunque el Diccionario panhispánico de dudas señala que es innecesario utilizar la expresión inglesa fair play al existir en castellano juego limpio, dado el extendido uso de aquélla en el ámbito deportivo, la usaré indistintamente.

[2] En una entrevista en el diario deportivo AS Vicente del Bosque señaló lo siguiente: «Habíamos hecho los 6 cambios y hemos pedido a la mesa que nos dejarán utilizar el portero y agradecemos el Fair Play de Sudafrica». Y más adelante, reitera que «la mesa lo ha autorizado, es una situación de deportividad».