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«Piquetón»

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Gerard_Pique_MDSIMA20130124_0423_32Con el apellido de Gerardo, o Gerard, como ustedes prefieran, se pueden hacer muchos juegos de palabras. Es gratis. Al igual que hablar, llorar, insultar, robar…Lo vemos todos los días en este país.

Por eso, con el debido respeto y sin ánimo de ofender, creo que Piqué sigue sin curarse de una “enfermedad” endémica en el barcelonismo. La conocen, ¿verdad? Sí. Es la madriditis. Esa “enfermedad” conocida como una especie de virus del odio, de un extraño compejo de inferioridad histórica que ,curiosamente, no se ha notado tanto en los útlimos años de éxitos culés.

Piqué denuncia que hay una campaña contra Messi, orquestada por poderes judeo masónicos, cavernáticos, españolistas, florentinistas, supremacistas… En fin, por todo lo que no sea el Barça y sus “valors”.

El para muchas y para algunos “atractivo” defensa catalán acaba de descubir el mundo y le debemos estar eternamente agradecidos. Vaya, yo no sabía que la prensa de Madrid barría para el Madrid y la de Cataluña para el Barça. Ahora que lo sé gracias a él, sigo sin entender de qué se queja.

Pregunto inocentemente: si Messi tiene problemas derivados de sus actividades económicas, ¿es culpa del Madrid? ¿Le ha instado Florentino a que “mueva” su dinero? ¿Hay demasiado madridista en Hacienda? En la mente de Piqué quizás han rondado alguna de estas preguntas.

Por eso, si Piqué pide justicia, que acuda a los Tribunales. Otra cosa es lo que allí ocurra o cuánto tiempo tarden en contestarle. Lo curioso de esto es que Piqué denuncia una campaña en contra de su compañero y él, con sus palabras, alienta otra contra el enemigo. Incoherente como la sociedad en la que sobrevivimos.

Todos los seres humanos cometemos errores. Piqué quizás no. A muchos les parece elegante incluso sacando a pasear la mano cuando golean al enemigo. Lo contrario de Ronaldo, que sólo se equivoca.

Lo ideal en estos casos sería aplicar esa elegancia a la hora de hablar. Muchos niños ven y escuchan lo que dicen sus ídolos. Y los tacos sobran, señor Piqué. Porque los niños imitan lo que ven y escuchan. Y los periodistas también somos culpables al dar voz a esas feas palabras para que nuestros titulares queden mejor y nos lean más. El entrecomillado no basta. Con lo sana y bonita que es la ironía…En fin, que hay mucho “piquito de oro” por ahí suelto.