Inicio 1ª División Pizzi, con tres puntos debajo del brazo

Pizzi, con tres puntos debajo del brazo

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El fútbol es un deporte de sensaciones. Basta con un poco de confianza para que un grupo de buenos jugadores se convierta en un equipo. Pizzi debutó y ganó un derbi valenciano sin alardes pero con firmeza. Nada de grandes cambios tácticos. Ni siquiera muchas diferencias en el once inicial. Al final de la primera parte, Piatti abrió el marcador. EL Levante no cambió su filosofía. Esperó atrás paciente pero no generó peligro. Los mayores problemas para la meta de Alves los generó la propia defensa che con errores en las entregas o en los cortes. Cuando los granotas quisieron reaccionar, Feghouli se sacó un golazo de genio para doblar la ventaja local.

El encuentro pareció un entrenamiento de boxeo. El Levante podría haber sido una piedra en el zapato para el equipo de Djukic, pero para este Valencia fue un acolchado, un sparring. Duro pero sin peligro.  Rubén García, la referencia más creativa,  fue un pastorcillo en  un belén: mero figurante. Las ocasiones granotas llegaron a balón parado y por fallos de la defensa che. Nada de creación. Las bandas valencianistas fueron los puños. Ora zurdazo con Bernat, que cada día mejora a pasos agigantados, y Piatti; ora por la derecha con Barragán y Feghouli. El Valencia construía un juego rápido con un equipo muy ancho. Pizzi descartó a Canales y volvió a colocar, igual que hiciera Estévez, a Romeu y Parejo. Los dos demostraron que son más obreros que directores: no son capaces de acertar todas las notas de una partitura sin equivocarse alguna vez, aunque pueden lucirse en un pase.

Eso fue lo que hizo Parejo en el primer gol del partido. El Valencia se había hartado de jugar por las bandas durante toda la primera parte. Piatti se ofrece de espaldas, Bernat aprovecha el  espacio creado y Parejo lo ve todo. Pase raso para el joven lateral, el centro le sale rana pero más rana le sale el despeje a Vyntra. Piatti  lo aprovecha para adelantar a su equipo. Tras el paso por  vestuarios el Valencia cambió. Se acomodó en el partido, se olvidó de tiempos pasados y volvió a jugar con paciencia y más por el centro que por fuera. Podría haberle salido alguna de las buenas combinaciones que intentó, pero ninguna lo hizo. Fue en ese momento en el que comenzaron los sudores fríos en Mestalla. Los antiguos fantasmas revolotearon traídos por el viento de la ciudad del Turia. Parejo protagonizó un par de pérdidas tontas. Romeu también se sirvió empanada y la compartió con Barragán.

Caparrós, viejo lobo, olió la tragedia y sacó su arsenal: Xumetra y El Zhar. El partido subió de intensidad, pero no fue suficiente, el Levante adolecía de una transición ofensiva muy mermada y Barral solo no podía hacer nada. Quien sí lo hizo todo solo fue Feghouli. Agarró el cuero en la derecha, se metió hacia dentro librándose de un contrario, con dos zancadas se plantó delante de los centrales que bailaron al son de sus amagos. Ninguno intentó el robo y retrocedieron casi al área chica. Feghouli se dejó de bailes y desbordó por la derecha para encarar ante Keylor. Nada pudo hacer el meta ante la picada del argelino.

Ahí se acabó el partido. Todos sabían que el Levante no tenía pólvora para la remontada y fue el turno de los festejos. Un Mestalla ilusionado ovacionó a los jugadores que fueron sustituidos, aunque guardó una dura pitada para Banega.  El Levante se fue magullado y dolido por la ineficiencia ofensiva, pero aún tienen un colchón de puntos que lo separan del descenso.