Eduardo Lucas.- Desde que este pintoresco premio no le fue adjudicado a Iniesta, Casillas o Xavi, tras el Mundial, he llegado a la conclusión que este trofeo es un circo con un dudoso personaje de protagonista que se llama BLATTER. Para establecer un premio de reconocimiento mundial, serían necesarias como mínimo unas premisas indispensables:
En primer lugar establecer el periodo “inalterable” al que se deben atener las valoraciones, si es lo de la temporada anterior o el año completo transcurrido.
En segundo lugar, diferenciar los tres aspectos del juego: Portería, defensas y atacantes, bien puntualizando los méritos de cada uno de ellos (cosa bastante compleja) u otorgando tres balones de oro.
En tercer lugar señalar una serie de porcentajes de puntuación, valorando goles, asistencias, tarjetas (restando puntos) en el caso de los atacantes y otros criterios, para los defensores y porteros. Todo esto unido a un complemento de votación por parte de capitanes y entrenadores de los equipos de primera división, y naturalmente, en todos los casos, trofeos conseguidos por el equipo de cada jugador, con diferente puntuación según la importancia de lo conquistado: Champion, Liga y Copa y Supercopas. Con el criterio actual, que consiste en que “no hay criterio”, siempre llevan ventaja los goleadores, lo cual ya es injusto.
Que este año haya ganado Cristiano que “casualmente” si ha acudido a la ceremonia, tras no ganar nada, no ser Pichichi, quedar a 11 goles de Messi en la Liga, y a 5 trofeos de Ribery, y marcar goles vistosos en una repesca , resulta cuanto menos llamativo. Una lectura imparcial es que la payasada de Blatter le ha ayudado bastante, ampliando a capricho el plazo de votación, para compensar a CR7 su gesto grotesco.
Si no se establecen unas bases serias y concretas, este trofeo se convertirá en una farsa que perderá el poco prestigio que le queda.
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