Rodrigo de la Torre-. Jueves 23 de enero de 2014, esta fecha será recordada por mucho tiempo. Un jueves en el que el CSK derrotaría al Real Madrid en Moscú, durante el top 16.
Y al encuentro 32 llegó la derrota, esto es lo que ha ocurrido. Tras 31 partidos de victorias continuadas, el frío de Rusia ha congelado las venas necesarias para el ataque del conjunto madrileño. ¿ Un exceso de confianza? ¿ Infravaloración al rival? No, lo que le ha ocurrido al Real Madrid, es que ha chocado a 200 km/h contra el muro defensivo del CSK.
Tras llegar a ir perdiendo por 19 puntos, el conjunto blanco se vio obligado a encajar 12 en 3 minutos para que el partido tuviera vida a la vuelta del descanso. ¿ Y cómo lo ha hecho el conjunto ruso?¿ Cómo ha conseguido que un equipo que promedia cerca de 90 puntos por partido se quede en 70? Trabajando duro, eso lo primero, anulando totalmente a Nikola Mirotic, la mayor ofensiva del conjunto de la capital, y llegando a bloquear la penetraciones madrileñas con hasta 3 jugadores. Y aún, sin funcionar los movimientos de ataque, la defensa no es que sobresaliera; los jugadores del equipo de Moscú entraban a canasta prácticamente sin resistencia.
Esto supuso frustración para los jugadores madrileños, que en los momentos finales del partido se vieron envueltos en momentos en los que saltaron chispas. Tras uno de estos encuentros Sergio Rodríguez fue expulsado, no por faltas, si no por darle en la cara a Teodosic con la cabeza. Otro que se vio en otro encuentro fue Bourousis con su “gran amigo” Krstic, pero esta historia viene de muy atrás en un Serbia-Grecia en el Krstic golpeó a Bourousis con una silla en la cara. Así están las cosas entre estos dos jugadores.
Dejando a un lado este partido, los jugadores del Real Madrid han demostrado, excepto en este partido, que durante 31 encuentros han subido juntos un carro muy pesado al pico de una montaña bastante alta. Aparte de una unión en la que han sido uno y solo uno, ganándose así el respeto de toda Europa.
Ahora la cuestión es si sabrán aprender de los errores de este partido, a no venirse abajo y aprender a levantarse de la dura caída. Tarea que le toca ahora a Pablo Laso, él es el único que como entrenador puede levantar la moral de estos fantásticos jugadores. Y aunque sean los jugadores los que disputan los partidos, son los entrenadores los que dan los valores necesarios para ser unos ganadores, a no rendirse y a dejarse la piel en la cancha.
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