Inicio Portada El Betis naufraga en Balaídos

El Betis naufraga en Balaídos

Compartir

EFE Charles CeltaSevilla. El Real Club Celta de Vigo ha vencido (4-2) al Real Betis en la vigésimo primera jornada de liga. El encuentro, entre dos equipos inmersos en la lucha por la salvación, puso a Gabi Calderón de cara frente a la difícil realidad de su nuevo equipo. Un doblete de Rubén Castro no fue suficiente para contrarrestar los continuos errores que la zaga verdiblanca cometió, brindando en bandeja así los goles a Orellana (dos), Charles y Nolito.

Llegó Gabi Calderón al banquillo del Betis a comienzos de semana con la misión de ganar en Vigo, y sin duda lo complejo no estaba en conseguir los tres puntos sino en lograrlo con una plantilla hundida. El técnico argentino, conocedor de la idiosincrasia del club, pulsó la tecla del sentimiento y del espíritu batallador para tomar aire. Consiguió lo que buscaba, pero sigue sin ser suficiente.

Los verdiblancos llegaron a la costa gallega con el ánimo de la tripulación renovado y con las mismas grietas de siempre en la estructura de su navío. Con esas premisas, el choque inicial ante el equipo de Luis Enrique dejó al Betis en buena posición, aunque por poco tiempo. Inicio fulgurante, presión adelantada sobre la salida de balón del Celta y goles. En menos de veinte minutos los visitantes culminaron con éxito dos jugadas, una de ellas invalidada por fuera de juego inexistente. La segunda, eso sí, valió a Rubén Castro para recuperar su idilio con el gol tras un buen centro de Juanfran.

El plan funcionó hasta que la motivación impresa por Calderón a sus jugadores chocó con los fantasmas que los atenazan cuando saltan al césped. Dos defensas centrales, ambos en torno al metro y noventa centímetros, otrora bastiones en cuanto a solidez para los suyos, rendidos ante Orellana.

El chileno, que no alcanza ni a los hombros de su doble pareja de baile, remató a gol con la testa. Nueve minutos después otro cabezazo superó a Guille Sara, vendido ante la cercanía del remate de un Charles que había dado esquinazo a los centrales hacía ya un lustro.

A la media hora de juego, y con el luminoso ya de cara para los gallegos, Calderón comprobó la fragilidad de su equipo. El Celta, que a duras penas consigue el premio del gol esta temporada, parecía ante la zaga verdiblanca la lengua del Atlántico que constantemente golpea a la Ría de Vigo por mil y un recovecos.

El Betis terminó de perder el timón antes del descanso, de nuevo con Orellana de por medio y con la defensa achicando agua con colador. El flanco izquierdo bético sufrió especialmente frente a las internadas de Hugo Mallo, que supo aprovechar el hueco que Salva Sevilla dejaba para sacar a la luz todas las carencias del capitán Nacho.

La desgastada estructura que en estos momentos es el Betis tan sólo pudo zozobrar durante la segunda mitad esperando el final del partido y la vuelta a la calma del oleaje. Hubo todavía tiempo en ese intervalo para que Nolito agudizase el batacazo y para que Rubén Castro repitiese como goleador ante un impreciso Yoel. Pero nada de eso cambió ya el signo del partido. El Betis, tras seis meses, sigue encallado viendo como una y otra vez los rivales golpean y no encuentran respuesta. Gabi Calderón necesita resucitar a un muerto.