La tristeza golpea nuestro corazón. El mundo del fútbol llora la muerte de un grande, Luis Aragonés. La mañana de hoy, 1 de febrero, despierta con la triste noticia del fallecimiento del Sabio de Hortaleza, aunque a él le gustaba más el apodo de Zapatones, por aquello de como él mismo decía: “sólo sé que no sé nada”.
Nació un 18 de julio de 1938 y nos deja el 1 de febrero de 2014, con 75 años de edad.
Dejó su sello como jugador en Getafe, Real Madrid, Recreativo, Hércules, Úbeda, Oviedo, Betis y Atlético de Madrid, su club estrella.
Como entrenador, Atlético de Madrid, Betis, Barcelona, Español, Sevilla, Valencia, Oviedo, Mallorca y Fenerbahçe.
Todos los rincones de nuestra geografía lloran hoy su muerte porque él se convirtió en el padre de La Roja, el que apostó por los pequeños, por el tiqui-taca, y el que hizo cambiar y girar la historia del fútbol español. La Eurocopa de 2008, con él a la cabeza, fue el punto de inflexión para el cambio futbolístico nacional. Juntó a los Xavi, Iniesta, Cesc, Cazorla…y todo cambió. De perdedores a ganadores.
Nunca le hizo daño la crítica, tan sólo le molestaba el insulto. Y de él se defendía cuando era necesario. Sus salidas de tono se producían cuando él consideraba que tenía la razón. Conocedor del fútbol y de los futbolistas. Padre y Abuelo para muchos.
Se nos ha ido pero sabemos que a una persona como él lo más agradable de su vida fue dedicarse a esta profesión: “sólo con pisar un campo me encandila, el olor a hierba”. Se lleva su dedicación y olor hasta el cielo. Sabiduría y carácter. El cielo tiene entrenador. ¡Un grande!.