Inicio 1ª División Florentino, Rosell y la “querella catalana”

Florentino, Rosell y la “querella catalana”

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José Manuel Ríos Corbacho

Profesor Titular de Derecho penal de la Universidad de Cádiz

Director del Forum de Derecho, Ética y Deporte de la UCA

 

rosellEn el mundo jurídico se conoce como «querella catalana» a las acciones dirigidas a obstaculizar un proceso; de la misma forma, a que un sujeto parezca inocente cuando se sabe que se va ser acusado de algún ilícito criminal, esto es, golpear antes de que te den, en Román paladí, o también a las demandas penales para conseguir una peritación gratuita en caso de haberse presentado una primera demanda en la vía civil, de la que se infiere una peritación privada y, por tanto, a pagar. El origen de ésta fue un pleito entre comerciantes catalanes y genoveses en que estos últimos reclamaron a los primeros el cumplimiento de algún contrato y estos interpusieron una querella contra aquellos con la finalidad indicada. Permítame el lector que utilice esta metáfora jurídica para aludir al último escándalo que ha acaecido en el FC. Barcelona. Este debate que se ha generado, uno más, entre los equipos del “puente aéreo”, ha sido muy alentado por este fenómeno mediático que se ha creado alrededor del periodismo de camiseta, entre los forofos articulistas de los diarios catalanes y aquellos a los que desde los medios de Cataluña se les intitula como “la caverna mediática”. Esta guerra sin cuartel que traspasa el campo de juego y que desarrolla una auténtica guerra mediática que afecta mucho al deporte, en general y, al fútbol, en particular pero que, lo agrava en sobremanera un tema político independentista que subyace en cada enfrentamiento deportivo.

El origen del problema ha sido el mediático fichaje de Neymar. El ex del Santos vino a Can Barça por la exigua cantidad de 57 millones de Euros. Precio ínfimo comparado con el pagado por el Presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, por Bale que fueron más de 90 millones. Al parecer, en esos momentos de principios de temporada, los dirigentes culés son unos auténticos expertos de la negociación y de la contratación deportiva, mientras que el adalid económico del equipo de Concha Espina es un principiante en manos de Levy, a la sazón, presidente del Tottenham inglés, y por ello le venden de manera sobrevalorada al zurdo galés.

Meses más tarde, quizá una filtración, una confidencia o, si se me apura, un espionaje de la KGB, la CIA o el MOSAT, han puesto de manifiesto que el fichaje del astro brasileño ha costado más de 100 millones de euros, dejando tan en la cuerda floja a Sandro Rosell que le ha forzado a dimitir del trono blaugrana. La espoleta de esta bomba fue un socio del club catalán, Jordi Cases, quien presentó una querella frente a Rosell al objeto de depurar sus responsabilidades. El abogado de aquel, Felipe Izquierdo, junto con un Cases vestido de azulgrana en una rueda de prensa, al que sólo le falta la barretina y la senyera como si fuera el torero Serafín Marín, golpeo duramente a la estructura del Barsa, haciéndole, desde sus propios cimientos, el daño que no puede hacerle todavía el equipo merengue sobre el tapete verde que, sin duda, es lo verdaderamente importante. Hoy día la rivalidad de los clubes se ha trasladado desde la hierba hasta los juzgados que debe ser el espacio en el que se marcan más goles.

El tema de las querellas penales en el fútbol no es una cuestión baladí y que sea monopolio del Real Madrid y del FC Barcelona.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional pidió al juez Pablo Ruz que admitiera a trámite la querella por apropiación indebida interpuesta contra el presidente del Barcelona, Sandro Rosell, por el fichaje de Neymar, ante la posibilidad de que los contratos que lo sustentaron fueran «simulados». El fiscal José Perals pide al juez en su informe que admita a trámite la querella presentada por un socio del club, puesto que los contratos del jugador que se han ido firmando entre las partes, en ocasiones, no responden a lo indicado en los mismos, tratándose en algún caso de contratos simulados», y en otros casos se cambian de tipo contractual de manera fraudulenta. El fiscal apoya la tesis del querellante de que no se sabe la cantidad que efectivamente pagó el Barcelona por el fichaje del delantero brasileño Neymar Silva Santos Junior y se ha ocultado por ello a los socios una información que debía ser pública.

Los conflorentinotratos simulados no son monopolio exclusivo de estos últimos tiempos y menos del Barcelona, sino que pueden ponerse otros ejemplos muy conocidos. De esta forma, puede citarse los casos de Hernán Crespo y Juan Sebastián Verón “la brujita”, junto con el búlgaro Hristo Stoichkov, siendo todos ellos acusados de quiebra fraudulenta contra la firma láctea Parmalat, puesto que el propietario de la antedicha empresa, al mismo tiempo también era presidente del club parmesano. Tras una investigación de dos años, el Ministerio Público determinó que estos futbolistas firmaban contratos falsos de patrocinio y promoción de productos Parmalat que tuvieron como consecuencia el verse envueltos en una estafa de 11 millones de dólares. La operativa del ínclito presidente del Parma, Tanzi, era firmar contratos con los jugadores o con las sociedades que manejaban sus derechos de imagen para, de esta forma, desahogar las cuentas del equipo transalpino, a través de lo cual se llegó a desviar un montante de 5,6 millones de dólares, mediante la utilización del nombre de Juan Sebastián Verón. Pero la Fiscalía no se plantó con esos nombres, sino que ahondó más en la cuestión, de modo y manera que también fueron implicados futbolistas de la talla de Liliam Thuran, Luigi Apolloni, Enrico Chiesa,, Dino Baggio, Thomas Brolin, Lorenzo Minotti y Máximo Crippa, éste último, compañero de Diego Armando Maradona en el Nápoles. Dentro de esta práctica de simulación contractual también destaca el incidente acaecido en Francia cuando fue procesado un ex presidente del París Saint Germain, Francis Graille, por la realización de falsos contratos con la marca deportiva Nike, con el ánimo de evadir impuestos, situación en la que también se vería metido el Director Financiero del club parisino, Pierre Frelot. Todo ello hizo que la justicia francesa investigara la puesta en práctica de un sistema fraudulento de contratos entre la empresa deportiva estadounidense y el club de la capital francesa, de tal modo que se convertiría en una plataforma ilícita para pagar los salarios de los jugadores en paraísos fiscales. Esta operación se desarrollaba a través del pago de los derechos de imagen, por parte de Nike, a los jugadores y aquella recuperaba parte del dinero entregado en forma de multas impuestas al club por permitir que los jugadores ocultasen el logotipo de la marca, como por ejemplo ocurriera con el jugador brasileño Andre Luiz, quien durante mucho tiempo cobró este tipo de emolumentos mediante este tipo de prácticas.

Volviendo al rifi-rafe, Madrid, Barça, con todo este escándalo, donde parece que el responsable, desde las informaciones que provienen de Cataluña, es el Presidente blanco, ha generado noticias, viñetas, comentarios en radio, imputando situaciones ilícitas de éste. La más dura ha sido una viñeta aparecida en el mundo deportivo y que ha puesto en pie de guerra a Florentino y también al madridismo, en la que se observa una imagen de Florentino diciendo que como ya tiene controlado al colectivo arbitral ahora va a por los jueces y fiscales, haciendo alusión dicha viñeta a la información acaecida en Barcelona de que el presidente merengue está detrás de la imputación a Rosell.

Desde el punto de vista jurídico aquí se plantea la posibilidad de querellarse, cuestión que Pérez se lo está planteando muy seriamente, contra el periódico catalán por un delito de calumnias. La calumnia (arts. 205 a 207 CP) es la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad; se caracteriza por la imputación inveraz, con manifiesto desprecio hacia la verdad a una persona determinada (en este caso Florentino Pérez) de hechos inequívocos y determinados constitutivos de infracción penal. Requiere, igualmente, para su integración la falsa imputación de unos hechos que sean constitutivos de delito y el “animus difamandi”, esto es, el ánimo tendencial a difamar. En consecuencia, la calumnia es una infracción de actividad que afecta al honor como sentimiento íntimo que se mueve alrededor de la dignidad moral, del pundonor, del amor propio o de la estimación personal pero lejos del concepto meramente subjetivo. El diario catalán le imputa en su viñeta dos delitos a Florentino Pérez. El primero una supuesta “compra de árbitros” que viene tipificado en la figura del fraude en el deporte, donde se sanciona a los directivos, administradores, empleados o colaboradores de una entidad deportiva, así como a los deportistas, árbitros o jueces, respecto de las conductas que tengan por finalidad predeterminar o alterar de manera deliberada y fraudulenta el resultado de una prueba, encuentro o competición deportiva profesionales (art. 286 bis CP). Pero también habla de una supuesta “compra” de jueces y fiscales, por lo que se vislumbra al Presidente blanco como participante de un delito de prevaricación. Este ilícito que aparece en los artículos 446 a 449 del texto punitivo, viene a contener la actividad ilícita en la que un Juez adopta una resolución que se funda en su propia voluntad y no en la Ley aplicable al caso, dándose por supuesto que este delito lo comete el Juez o Magistrado que a sabiendas de su injusticia dicte una resolución judicial con el ánimo de favorecer determinados intereses. Así, debe tenerse en cuenta que en virtud del texto constitucional los Jueces son independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la Ley, por lo que el hecho de que se aparten de este tipo de funciones hace que aparezca el delito de prevaricación judicial, en virtud de que exista un elemento de naturaleza objetiva como es el dictado de una sentencia o resolución injusta y otro de carácter subjetivo como es el saber, por parte del magistrado, que está dictando una sentencia o resolución injusta (como plantea el tenor literal del precepto, “a sabiendas”).

Dicho lo anterior, Florentino puede querellarse contra el Mundo deportivo y serán ellos los que tengan que demostrar la verdad de sus acusaciones, teniendo en cuenta que las calumnias serán castigadas con la pena de prisión de seis meses a dos años o multa de seis a doce meses, pero si se propagaran con publicidad, como es en este caso al propagarse por medio de la imprenta, radiodifusión o cualquier otro medio de eficacia semejante (art. 211 CP), la multa sería de doce a veinticuatro meses (art. 206 CP). Junto a ello, hay que decir que también se impondría una responsabilidad civil solidaria a la persona física o jurídica propietaria del medio informativo a través del cual se hubiera propagado la calumnia (art. 212 CP). También hay que decir que en este ilícito en el caso de que se reparara el daño, ello comprende la publicación o divulgación de la sentencia condenatoria, a costa del condenado por tales delitos, en el tiempo y forma que el Juez o Tribunal consideren más adecuado a tal fin, oídas las dos partes (art. 216 CP).

Por consiguiente, creo que estamos ante una fractura de la relación Madrid-Barçá, a mi juicio por dos motivos: el político y el periodístico. El primero, nunca ha generado buenas consecuencias, por cuanto el Barcelona es un club de fútbol y sus dirigentes no deberían utilizarlo como vehículo del nacionalismo, pues ello genera mucho odio fuera de Cataluña y no se permite ver, detrás de esa cortina política un gran club compuesto por una pléyade de magníficos jugadores. Desde el punto de vista periodístico, la guerra abierta entre la prensa pro barcelonista y lo que ellos llaman la “meseta” o la “caverna”. Malos tiempos para la lírica futbolística, en general y para los modelos de gestión como el que ha abanderado Rosell. Lo que estoy seguro es que estas navidades el protagonista de todos los belenes catalanes será el “caganet” de Don Sandro, desee luego, por motivos obvios, vestido con la segunda equipación del Barça, la roja y amarilla de la senyera, y su barretina. Genio y figura. Abrazo de gol.