El Real Madrid es el primer finalista de la presente edición de la Copa de Su Majestad el Rey. Lo es tras sumar, a los tres tantos de la ida, los dos que ha endosado esta noche en el Calderón al Atlético de Madrid. En tan solo catorce minutos dos penaltis, cometidos por Manquillo e Insúa respectivamente, terminaban de solventar la eliminatoria a favor de los blancos.
El partido comenzaba con expectativas de si el Atlético conseguiría un tanto rápido que lo metiese en la lucha por un puesto en la gran final, pero lo que ocurrió fue todo lo contrario. Solo siete minutos se llevaban transcurridos, bajo el dominio merengue del balón, cuando Manquillo cometía un penalti tontísimo sobre Cristiano Ronaldo. El portugués se cruzaba ante el canterano rojiblanco que lo zancadilleaba sin querer ante lo que Undiano señalaba la pena máxima que el mismo 7 blanco se encargaría de transformar.
Intentaban la reacción los colchoneros que, aunque su juego ha sido malo tanto en la ida como en la vuelta, caen eliminados habiendo gozado de una suerte absolutamente penosa. Prueba de ello es el disparo de Raúl García, justo después de encajar el gol, que el poste izquierdo de la portería de Casillas repelía cuando medio estadio cantaba el gol. Tanto que llegaría pero en la otra portería. Esta vez era Bale el que se adentraba por la esquina derecha del área local e Insúa el que se tiraba al suelo, intentando robarle el balón, y lo que por poco no le robó fue el tobillo. Derribo claro en el área que Cristiano convertía en el segundo tanto que subía al electrónico.
El partido se convertía en el mejor somnífero a estas horas de la noche para que los padres pudiesen mandar temprano a sus hijos a la cama. El Madrid con todo logrado se limitaba a pasarse el balón en defensa ante la contemplativa de los del Cholo, ya resignados. Con la reanudación, y tras un mecherazo sufrido por Cristiano Ronaldo cuando encaraba el túnel de vestuarios, el partido seguía en la misma tónica o aún peor.
En ambulancia salía Manquillo del Calderón después de que el astro portugués del Madrid lo arroyase en el aire. La cara que ponía Cristiano de no haber roto un plato en su vida no le eximía de la culpabilidad de que el lateral atlético sufra ahora un esguince cervical ocasionado en la caída.
Un querer y no poder colchonero sumado un no querer de los de Ancelotti que terminó por hacer que muchos de los aficionados rojiblancos se cansasen del frío que hacía en la ribera del Manzanares y se marchasen ante de tiempo a casa. Ni las palmas de un Cholo menos activo de lo acostumbrado ni los destellos de Sosa, como mejor colchonero esta noche, podían cambiar ya el resultado de esta eliminatoria.
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