Dos acciones repetidas. Dos maneras de entender y justificar el respeto. Mismos equipos. Mismas distancias entre uno y otro.
Vallecas (29/04/2012). 0-5 a favor del Barcelona sobre el Rayo. Alves y Thiago faltan al respeto al rival con un bailecito. Puyol, santo y seña del equipo, saca su brazalete de capitán para hacer público que ese gesto no se podía hacer con el rival. No felicita a sus compañeros, los empuja a modo de reprimenda. Pep Guardiola, en la rueda de prensa posterior al partido pidió perdón al Rayo y a sus aficionados e hizo público que no le gustó el feo gesto de sus futbolistas.
Barcelona (15/02/2014). 6-0 a favor del Barcelona sobre el Rayo. Neymar y Alves, en el sexto gol vuelven a hacer un baile carnavalesco. Otra vez Alves. ¿Será por algo?. De nuevo muestran su total falta de respeto a un equipo roto por el resultado tan adverso. Puyol, ya en el banquillo, no puede salir a dar una nueva lección de juego limpio y de respeto al adversario. Nadie, absolutamente nadie, salió a dar una colleja por la mofa al rival. Y luego, más grave aún, en la rueda de prensa, Tata Martino justifica la acción como una descarga de tensión. Injustificable la acción de los dos protagonistas y más injustificable aún la actitud y defensa del entrenador.
El respeto se une a la educación y la educación a la dignidad. En Vallecas el valor del compañerismo y del respeto, del perdón y de la equivocación consiguió quedar por encima de la acción en sí. Ayer, en el día de la reincidencia, ni existió el perdón, ni se habló de equivocación, ni se lamentó la acción. Con Pep no se rompían los límites del respeto. Eran otros tiempos…
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