Inicio 1ª División Rakitic, Diego Alves y la Guerra de los Cien Años

Rakitic, Diego Alves y la Guerra de los Cien Años

Compartir

EFE Rakitic Sevilla ValenciaSevilla. El Sevilla FC ha empatado (0-0) ante el Valencia CF en un partido en el que ninguno de los dos bandos decidió buscar la meta rival con convicción real. Los visitantes se quedaron con diez tras la expulsión por doble amarilla de Ricardo Costa pero sobrevivieron gracias a la habilidad de su portero, Diego Alves, que atajó un penalti al capitán sevillista Rakitic.

Sevilla y Valencia saltaron al césped del Ramón Sánchez Pizjuán sabiéndose ambos con fuerzas equilibradas y mismos puntos en lo que va de campeonato. Así, para unos y otros, la atención estuvo centrada en dar esquinazo  a los defensas rivales con balones filtrados o colgados por alto.

El Sevilla, bajo el mando de Rakitic, envió diagonales tendidas hacia el costado derecho del ataque y misivas que no encontraban destinatario por raso a espaldas de los centrales. Bacca, el destinatario, no tuvo su noche y difícilmente consiguió cazar aprovechando su especialidad: aceleración y desmarque.

En el frente contrario, la línea de tres formada por Fede, Vargas y Feghouli intentó socavar el muro sevillista por los cimientos. Regates, amagos, fintas  y paredes para aprovechar la debilidad que los centímetros de jugadores como Fazio y Carriço dejaban.

Entre las dos estrategias ofensivas, eso sí, se abría de par en par el caos. El balón, que cambiaba de lado en pocos segundos, surcó el aire de la capital andaluza en mil y una ocasiones. En la mayoría de ellas la defensa, ambas, se encontraba aún reorganizándose y atándose las botas.

Con ese panorama y el océano de espacio a espaldas de los zagueros intentaron los puntas batir al portero rival. Bacca, Alcácer, Fede, Vitolo o Vargas se internaron por las grietas que desbarataban los planes defensivos, pero ninguno de ellos supo culminar sus carreras.

El escenario cambió cuando Ricardo Costa fue expulsado por doble amarilla. El Sevilla subió una marcha y reforzó sus incursiones en el área de Diego Alves, espoleado por una afición que desde el comienzo vio el gol cerca. Del lado visitante, Pizzi reordenó su batallón juntando líneas y reforzando con cambios un bloque que ya sólo tuvo por misión resistir los ataques sevillistas.

En uno de ellos, los recién entrados Gameiro y Cheryshev consiguieron desarbolar a la defensa y provocar un penalti poco discutido. Rakitic chutó pero Diego Alves volvió a demostrar su capacidad para atajar el esférico desde los once metros.

Fue la ocasión más clara del Sevilla junto a un cabezazo de Iborra, que también desvió el meta ché. Los locales, eso sí, reclamaron varias faltas más dentro del área que el colegiado no concedió, en parte comedido tras haber decretado ya un penalti. Hasta el pitido final los sevillistas contaron con la posesión completa del balón pero estuvieron faltos de inspiración para elaborar jugadas prometedoras. Basculó la defensa rival de banda a banda y achicaron los centrales Mathieu y Senderos, encantados de patear bien lejos el esférico en cuanto se les presentaba la oportunidad. El bueno de Senderos debió disfrutar de lo lindo.

En medio de ese baile concluyó el encuentro, con un Sevilla que lo intentó pero volvió a errar una vez pisada área. Hubo tiempo para que Cheryshev simulara un penalti, en intento desesperado de revocar la situación, pero el árbitro lo mandó a la ducha. Así pues, y visto que la contienda podría haber durado más de cien años sin resolución a la vista, Sevilla y Valencia firmaron la paz para repartirse el botín. Toca batallar por separado.