La sanción a Jona corresponde a la vertiente irracional del fútbol. Si un juez, por muy escrita que esté la norma, no sabe distinguir entre un mensaje interesado y la bondad de un mensaje, que pongan máquinas para impartir justicia. Lo que se espera de un ilustrado en materia deportiva, es criterio para interpretar los hechos además de aplicar “ad pedem litterae” un texto inerte. No hace falta escribir mucho ni darle demasiadas vueltas. Lo de Jona es un atentado brutal contra la cara buena y más digna del fútbol. Luego, tarde y a destiempo, lo explicarán, rectificarán y harán el ridículo. No les duele el balón. Que desastre.