El Atlético de Madrid se ha impuesto en el primer asalto del duelo contra el AC Milan. El buen hacer de los colchoneros los mantuvo vivos en el partido cuando lo estaban pasando mal y, casi al final de encuentro, el gol de Costa hizo que los rojiblancos tengan una cómoda ventaja con la que afrontar la vuelta.
Si tuviese que hablar sobre qué fue lo que decidió el partido de esta noche, probablemente hablaría sobre la eficacia. La presencia o ausencia de esta faceta ha sido la clave en esta ida de octavos de final de la Champions League. Que se lo digan si no al Milan. Veían los rossoneros cómo el Atlético salía en tromba y por poco no conseguía el gol en los primeros compases del partido. No hubo acierto en sus piernas, de momento.
Se reponían los locales de una forma extraordinaria. Monopolio del balón y profundidad desde las bandas que se iban transformando poco a poco en peligro. Kaká se encontraba con el travesaño al mandar un zapatazo con rosca al que Courtois no hubiera llegado. Sí que llegó el guardameta belga al testarazo que Poli propinó al balón muy poco después. A bocajarro remató el extremo milanés el centro que le mandaba Sciglio.
Solo el oficio defensivo y el providencial Courtois mantenían las tablas en el marcador, aunque es justo decir que estas ocasiones vinieron en los únicos fallos que se dieron en el riguroso entramado colchonero. Ya en el segundo acto cambió el partido por completo. Raúl García y Costa fueron intercambiando sus posiciones de forma que siempre hubiese uno de los dos bastante más retrasado. Esto hizo que el Atlético contase con cinco hombres pegados al centro del campo, con el consiguiente aumento en la recuperación de balón. Gabi parecía omnipresente y Costa veía los desmarques cada vez con más claridad.
El físico empezaba a contar y hasta la suerte parecía haber cambiado de bando, ya que tanto Arda como Koke pudieron haber anotado al aprovechar rechaces que cayeron en sus pies justo a la frontal del área. Raúl García sí que atrevía con el disparo a media distancia, pero Abiatti pudo detener en dos tiempos. Lo que no pudo atajar el portero italiano fue lo que sucedió en el minuto 83. Uno de sus compañeros mandaba a las nubes un balón desde el primer palo, con tan mala suerte, que esta caía al segundo donde aparecían Miranda y Diego Costa. Fue este último el que imprimió con su cuello una fuerza asombrosa al esférico para que este acabara colándose por la escuadra derecha de la malla local. Y aún pudo aumentar más su ventaja el Atlético, pero Gabi no aprovechó la falta que forzó Costa justo al borde del área.
Ha sonado la campana y ambos contendientes se retiran a la espera del segundo y definitivo asalto, pero el Atlético ya ha golpeado primero.
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