Sevilla. El Real Betis ha empatado (1-1) frente al FC Rubin Kazán en la ida de los dieciseisavos de final de la Europa League. Un gol tempranero de Dídac Vilà adelantó a los locales y puso de cara el partido. Sin embargo, y a pesar de quedarse con diez jugadores a la media hora de juego, el equipo ruso consiguió empatar la contienda gracias a un gol de Eremenko desde el punto de penalti.
Para un equipo con pie y medio en Segunda División, jugar competición europea entre semana suele interpretarse como un trámite a todas luces inoportuno. Salvo que una actuación renovada permita recuperar moralmente a una plantilla descompuesta. Esa segunda opción, la más improbable, fue la que tomó el Betis en su partido ante el Rubin Kazán, aunque únicamente duró cuarenta y cinco minutos.
En esos compases del primer acto, el conjunto de Gabi Calderón supo aprovechar la flaqueza de un rival deshilachado allá donde se mirara. La música sonó además siempre al compás, precedida por un gran gol del lateral Dídac Vilà en disfraz de extremo izquierdo y por una expulsión a la media hora de juego del delantero Prudnikov. Así las cosas, el juego discurrió por la senda lógica que había quedado marcada, con un Betis que atacó constantemente y no sufrió en defensa.
Las facilidades que ofreció el Rubin Kazán quedaron ejemplificadas a la vuelta del descanso, cuando Cedrick consiguió dirigir un cabezazo colocado a portería desde el corazón del área. Nunca se verá en una parecida.
A pesar del escenario bucólico que a los verdiblancos se les presentó, el equipo supo volver a las andadas y encontrar el rebuscado camino para emborronar su actuación. Y lo cierto es que una vez puestos a ello no encontraron dificultad, quizás por la costumbre. Con un ambiente desangelado en la grada, que permitió en todo momento escuchar las correcciones tácticas sobre el campo y los golpes secos al balón, fue construyéndose un decorado propicio para el drama.
Un contraataque aislado del equipo visitante valió para la coartada y puso el suspense. A la escena acudió la defensa del Betis en achique destartalado, un atacante ruso que corría temeroso con el balón en territorio inexplorado y el colegiado con el silbato demasiado cerca de sus labios. Los aficionados, que no quisieron mirar, ya habían adivinado el desenlace segundos atrás.
Falta fuera del área, en la frontal, a escasos palmos de la línea de cal. El jugador cae por inercia dentro del área. Penalti decretado. Adán intentó atajar tras las protestas el disparo de Eremenko pero su estirada fue en vano.
Hasta el final restaron veinte minutos de autoflagelación por la ocasión perdida e incapacidad confirmada para culminar una actuación redonda en noventa minutos. El Rubin Kazán sirvió la ocasión en bandeja, pero el Betis es incorregible. Para lo bueno y también para lo malo, como en esta temporada 13/14.
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