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Las lágrimas del fútbol

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La gran humareda que generó el bote de gas lacrimógeno lanzado al terreno de juego.
La gran humareda que generó el bote de gas lacrimógeno lanzado al terreno de juego.
La gran humareda que generó el bote de gas lacrimógeno lanzado al terreno de juego.

José Manuel Ríos Corbacho. Profesor Titular de Derecho Penal de la Universidad de Cádiz.Director del Forum de Derecho, Ética y Deporte de la Universidad de Cádiz.

Dice el escritor y maestro Eduardo Galeano, quien ha sido capaz de hacer literatura del fútbol, que éste es el espejo de la sociedad y que como ésta es violenta, el fútbol es extremadamente violento. Las palabras de literato uruguayo tan sólo sirven de premonición para lo que ocurrió en Villarreal hace unos días.  Durante la celebración del encuentro entre el equipo de la ciudad castellonense y el Celta de Vigo, volvió a verse la cara más amarga de nuestro deporte en el estadio del Madrigal, una circunstancia tétrica, un atentado contra los valores del deporte, de los que empiezan a verse habitualmente en el balompié español y también en el mundial. Así, un energúmeno, porque no puede calificarse de otra manera, de aproximadamente 1,70 de estatura, y ataviado con un traje oscuro, pudiera ser cualquiera, incluso el protagonista de “Mad Men”, lanzó un artefacto desde uno de los fondos del estadio, propiciando la evacuación del mismo a causa del gas lacrimógeno liberado de la botella, haciéndose hincapié en que se trata de un instrumento de “uso militar”, mostrándose diferente al empleado por los policías antidisturbios. Como es de recibo, el autor de “tamaña proeza”, retiró la anilla de seguridad del recipiente y lo arrojó desde uno de los vomitorios más elevados del gol sur, una zona apacible de aficionados, con abonos más cuantiosos que los del otro fondo. La policía nacional, por su parte, puso un teléfono de contacto solicitando la colaboración delos ciudadanos de la ciudad de la comunidad valenciana para que colaboraran en la detención del violento. Igualmente, la policía advirtió, en virtud de sus indagaciones, que el “gaseador” llevaba el rostro descubierto y que tampoco utilizó propulsor alguno, según se observa en los videos de seguridad del estadio que se encuentran en poder de la policía nacional, aunque en éstos, no se observa de forma nítida al sujeto.

De las pesquisas policiales también se deduce que el individuo se encontraba en la grada durante el encuentro y no accedió poco antes de concluir el mismo, como se indicaba en las primeras investigaciones, ya que se decía que había entrado en las inmediaciones del estadio cuando fueron retirados los tornos de acceso al mismo. Después del vandalismo acaecido en el partido de la jornada 24 del campeonato nacional de liga, el encargado de seguridad ordenó el desalojo inmediatamente, produciéndose éste paulatinamente y sin tener que lamentar incidentes. Hay que señalar que los vomitorios, amplios, permitieron el abandono apresurado y tranquilo, siendo muy sintomático el hecho de que en la temporada 2012/13, el submarino amarillo recibiera el premio a la mejor afición de segunda división otorgado por el resto de aficiones de la liga adelante.

Pero esto no ha sido un hecho aislado en el mundo del fútbol, aunque si ha sido el primero de estas características que acaece en España. Lo normal es que el fútbol se vea perjudicado por el hecho de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que son quienes legítimamente lo pueden utilizar, también ha afectado al desarrollo del juego y, como muestra, podemos poner algunos ejemplos. En la Serie A italiana se paralizó el partido Fiorentina- Juventus en la temporada 2005/06. Así, en este encuentro de la ida de los octavos de final de la Copa de Italia de fútbol, la suspensión tuvo lugar en el minuto 47 del encuentro, cuando el resultado era de uno a cero para el equipo florentino, merced a un tanto de su jugador búlgaro Bojinovic, situación en la que tanto jugadores como público se vieron afectados por unos gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas de orden público para intentar evitar fuera del estadio el contacto entre una treintena de seguidores del equipo turinés que querían penetrar en una zona donde se ubicaban los seguidores de Florencia; sin embargo, el viento jugó una mala pasada y gracias a él por muy poco no se convirtió esta situación en tragedia, pero el colegiado suspendió el partido porque tanto los jugadores como los espectadores sufrieron los efectos nocivos de dichos gases. En el año 2012, otro partido de fútbol, uno de las selecciones sub 21 de Turquía y Suecia, también tuvo que ser suspendido debido al lanzamiento de este tipo de instrumentos nocivos por las fuerzas turcas en los alrededores del estadio donde se disputada el evento. El árbitro tuvo también que suspender dicho partido puesto que los aficionados que se dieron cita en el campo sufrieron los efectos perjudiciales de este tipo de acciones; pero la tragedia fue a más ya que uno de los botes de gases hirió mortalmente a un joven de 22 años llamado Ahmet Atakan. En 2013, fueron varios los acontecimientos registrados: de un lado, los violentos incidentes que se registraron en París durante un duelo de fútbol amateur, situación que llegó a convertir el terreno de juego en un campo de batalla; de otro, cuando las autoridades lanzaron este tipo de gases dañinos durante algunos partidos de la Copa de Confederaciones de Brasil; ello fue muy criticado por los miembros de la canarinha pues experimentaron cierto malestar en el partido de la final de ese campeonato contra la selección española y que se disputó en el estadio de Maracana.

Todo ello, hace pensar que si bien los gases lacrimógenos viene del lado de las autoridades del Estado, es importante incidir en que dicho instrumento ha sido utilizado por un “aficionado” que ha cometido una acción ilícita. El Derecho deportivo, en virtud del Derecho administrativo que lo regula, sanciona dicha circunstancia. En esta línea aparece el Código Disciplinario de la Federación Española, que considera faltas graves “los incidentes de público en general y el lanzamiento de objetos a las instalaciones y superficie de juego, en particular, que perturben de forma grave o reiterada el desarrollo del encuentro, provoquen la suspensión transitoria o definitiva del mismo o atenten a la integridad física de los asistentes”. Esta infracción grave será sancionada con una muta de 3000 euros y con el apercibimiento de la clausura del campo. Hay que indicar que con este tipo de acciones se observan conductas contrarias al ordenamiento deportivo. Pues bien, igualmente debe advertirse que puede aplicarse el Derecho penal, ya que el bien jurídico que éste protege es el orden público. El hecho de observarse objetos jurídicos de protección diferentes, hace que puedan castigarse tales acciones tanto por vía de del Derecho administrativo deportivo e igualmente puede castigarse vía Derecho punitivo. En este sentido, cabe traer a colación el delito de desórdenes públicos.

Los desórdenes públicos consisten en alterar el orden causando lesiones y desperfectos con el fin de atentar la paz pública. De este modo pueden observarse ciertos requisitos para que se consume el desorden público: a) que la actuación del sujeto activo del delito se realice en grupo, a través de una pluralidad de personas, cuyas acciones respondan u obedezcan a un propósito común y compartido, además es indiferente que se haya concertado previamente o que se vayan sumando partiendo de una iniciativa; b) que la conducta o actividad consista en la producción de un concreto resultado tasado en el propio Código Penal; c) el resultado de la acción ha de comportar una “alteración del orden público”; d) la alteración ha de ser grave y ha de generar una cierta alarma social; e)  que en el comportamiento del sujeto aparezca la finalidad específica de atentar contra la paz pública. Por todas estas circunstancias hay que indicar que el supuesto del Madrigal fue cometido por un sujeto en el ámbito deportivo, se encuentra dentro del delito del artículo 558 del Código Penal español. En este ilícito se castigan a los que perturben gravemente el orden de la audiencia de un tribunal o juzgado, en los actos públicos de cualquier autoridad o corporación, en un colegio electoral, oficina o establecimiento público, centro docente o con motivo de la celebración de espectáculo deportivos o culturales. Bajo ese prisma debe añadirse que el sujeto activo, el individuo de 1,70 cm de altura y de traje oscuro, puede ser el auténtico autor puesto que este ilícito permite que la intervención no sea en grupo, por lo que es posible específico  que puede cometerse tanto por un individuo aislado como por un grupo de personas. Puede incidirse en que se trate de un delito o una falta, cuya diferencia pudiera dirimirse por su carácter cuantitativo, puesto que si se tratare de una perturbación de orden grave, estaríamos ante un delito, mientras que si la perturbación fuera leve, nos encontraríamos ante la falta. Sin lugar a dudas, la gravedad del incidente hace que nos encontremos ante un delito de desórdenes públicos. Una vez dilucidado el delito de aplicación a los incidentes acecidos en el Madrigal, es posible castigar a este sujeto con la pena de prisión de tres a seis meses o multa de seis a doce meses. Junto a ello, se podrá imponer también la pena de privación de acudir a los lugares, eventos o espectáculos de la misma naturaleza por un tiempo superior hasta tres años a la pena de prisión impuesta, esto es, si la pena impuesta fuera de seis meses, el tiempo de imposibilidad de acudir al espectáculo público sería de tres años y seis meses.

Con todo ello, hemos descrito el último acontecimiento lacrimógeno de fútbol, que hace llorar al futbolista, al aficionado y a todos los agentes del fútbol, pero aún voy más allá, es el propio fútbol el que llora: desórdenes, violencia, dentro y fuera de los estadios, racismo, xenofobia, dopaje, el balompié está en el punto de mira de la criminalidad mundial, parece que es un campo de cultivo necesario para ese subdelincuente atávico que decide ir al campo a provocar situaciones ilícitas y que le hacen un daño inmenso al deporte en general y, al fútbol, en particular. Por tanto, acudamos a la cultura, a la prevención y a los valores del deporte, al objeto de que el fútbol seque sus lágrimas y pueda dar la felicidad añorada por todos los actores de este deporte, sobre todo para fundamentar un espectáculo que es capaz de generar sinergias entre todas las personas de los cinco continentes, donde se unen amigos y enemigos con una finalidad única: engendrar alegría y deporte a través de “la virtud de la pelota”. Lleva razón Galeano, pues hoy día la sociedad es violenta y se refleja en el fútbol. Ojalá, el escritor de Montevideo y otros como él, nos pongan negro sobre blanco, la realidad lúgubre del fútbol, para que entre todos luchemos para erradicar todas las miserias de éste. Tenemos que llegar a concienciarnos de que lo más importante es el Fair play, esto nos hará mucho más humanos, mucho más deportistas y, mucho más personas. ¡¡¡Viva el fútbol!!! ¡¡¡Abrazo de gol!!!.