Javier Imbroda.- Las transiciones suelen ser duras, pero también conlleva su correspondiente expectación. Un paso más allá, sería expresar, que también tienen su parte ilusionante, aunque esa parte deba aprender a convivir con el sufrimiento. Es lo que está viviendo el Málaga esta temporada. Tras un par de temporadas pasadas rozando la gloria, gracias a una bestial inversión por parte de su propietario, la realidad ha acechado sin piedad a un equipo que coquetea con el abismo.
No hay desconcierto, casi todo el mundo, incluidos los más acérrimos aficionados, sabían de una temporada complicada, de una transición hacia lo desconocido. Para planificar un futuro acorde a la realidad económica del club, era y es necesario transitar por esta, y observar cuál es el rendimiento y comportamiento de los jugadores que vivieron glorias pasadas, y cómo se adaptaban a esta nueva sin jugadores que fueron referentes. En estas circunstancias, hay jugadores que suelen dar un paso al frente, quieren formar parte de esa jerarquía que marca el ritmo del juego, y se hacen respetar, primero en su equipo, y luego en la competición. Hay otros que achican sus prestaciones, pues vivían demasiado al amparo de esos otros que se fueron.
Luego se incorporan algunos jugadores que vienen en condiciones prácticamente de saldo, el club no puede para mucho más, para buscar un hueco y reivindicarse para empresas mayores. El entrenador Schuster, tiene una papeleta muy compleja de llevar, cómo gestionar a un grupo totalmente diferente y con dudas de saber qué ocurriría en esta tan complicada temporada.
No sigo de una manera profunda al equipo, la suficiente, para comprender junto a mi experiencia de procesos de equipos en función del momento que vivan, sus complejidades. Los expertos habrán comprobado los respectivos rendimientos de los jugadores con todos los factores deportivos y psicológicos a tener en cuenta. A partir desde ya, empezarán una serie de partidos finales hasta el final de temporada. Habrá que saber qué jugadores son capaces de convivir con esta presión, nada fácil de llevar. Los expertos, y sobre todo, su entrenador, sabrán. Son partidos para hombres.
No es un proceso nuevo el que está viviendo un equipo, pero para el Málaga sí. Jamás vino de temporadas que tocara unas semifinales de Champions, injustamente perdidas, y ese vacío entre aquello y esta transición, hay que saberla manejar. Un desafío de enormes proporciones. Lo que sí es cierto es, que siendo conscientes de las dificultades, todo el mundo debe cerrar filas en torno al equipo y apoyarlo hasta la extenuación, hay mucho en juego. El Málaga está viviendo el sufrimiento de una transición. Esperemos sea corta.
Pinceladas
1- Ancelotti. ¿Recuerdan las broncas permanentes de Mourinho? Escribía cuando llegó Mourinho que nos íbamos a entretener con sus formas. Un gran entrenador con una necesidad de estar siempre en el disparadero. Un ego que sobresalía. El entrenador italiano es lo contrario. Con él llegó la mesura. Un experto de banquillos con grandes exigencias que vino a poner algo de cordura a lo que antes era barullo. Siento por aquellos que vivían de las broncas de Mourinho, un auténtico filón. Un entrenador con grandes resultados, la diferencia, es la forma de conseguirlos.
2- Lamar Odom. Me han gustado las declaraciones del flamante fichaje del Baskonia. Dijo algo así, como que venía para reencontrarse por su amor al baloncesto. No ha dicho nada que tenga que ver con superioridades estúpidas, ni vanidades que alimentar. Campeón del Mundo con USA y doble anillo de la NBA con los Lakers, aterriza en Vitoria para sentirse jugador de primer nivel de nuevo. Ojalá lo consiga, si fuera así, nuestro baloncesto profesional se beneficiará de su presencia.
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