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El maleficio del Betis

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EFE Salva Sevilla Tomás PinaSevilla. El Real Betis ha empatado (1-1) ante el Villarreal CF en un partido marcado, una vez más, por una decisión arbitral en contra de los intereses del equipo verdiblanco. En esta ocasión fue un penalti dudoso que Bruno Soriano convirtió en gol. En el tramo final, y tras quedarse los de amarillo con diez jugadores, el Betis empató gracias al olfato de Rubén Castro y pudo llevarse los tres puntos.

La temporada del Betis, como quien juega con las cartas marcadas, parece estar decidida. Los últimos partidos ligueros mostraron que la actitud del equipo de Gabi Calderón había cambiado, pero los resultados positivos siguieron siendo esquivos. Cuando actitud y juego llegaron a confluir, las decisiones arbitrales dieron al traste con las aspiraciones de los sevillanos. Y cuando nada de lo anterior parecía ser impedimento, al Betis se le acabó el tiempo.

Es lo que ocurrió en El Madrigal, tras una buena parte sin goles. El conjunto de Calderón disputó el choque de igual a igual hasta que un penalti lo cambió todo. A Javi Chica la temeridad le hizo intentar controlar el esférico mirando al interior de su área, y el cuero se le escapó. Pudo reaccionar rápido, pero para entonces Uche ya estaba de por medio y no dudó en caer al suelo cuando el defensor bético despejó a la desesperada el peligro.

El penalti lo convirtió Bruno Soriano y el Betis se enervó. Según avanzaron los minutos de la segunda mitad, los verdiblancos crecieron espoleados por la convicción del que sabe que ya no tiene nada más que perder. Con balones colgados e internadas que llegaban de cualquier parte encerraron al Villarreal, y en una de esas el cazagoles Rubén Castro rescató a su equipo. Quién si no.

Los tres puntos quedaron al alcance del Betis, pues por momentos intimidó a un equipo local que ya sólo esperaba quedarse con la cartera vacía e irse a casa con resignación. El cronómetro y los guardametas lo impidieron. Primero Antonio Adán evitando la debacle verdiblanca en un contraataque furtivo del Villarreal, y después Sergio Asenjo interponiéndose en la trayectoria del último balón en juego, que ya buscaba la red para resucitar al Betis.

Sin embargo esta temporada, nada es suficiente para un equipo tocado por la desdicha. El maleficio del Betis parece no tener fin.