Dos goles de Villa le han servido al Atlético de Madrid para imponerse al Celta de Vigo. Tras una primera mitad dominada por los de Luis Enrique, los colchoneros encontraron profundidad y el Guaje tuvo dos minutos de lucidez que le sirvieron para cerrar el partido. El doblete del asturiano coloca a los de Simeone líderes a expensas de lo que haga mañana el Real Madrid en su partido ante el Levante.
Comenzaba el encuentro atascado. El Celta tenía el control del balón pero este no lo traducía en peligro. Pasaban los minutos entre los toques vigueses y el Atlético no conseguía recuperar el esférico como acostumbra. La alta presión no les sirvió esta vez a los del Cholo ante un equipo que tiene una de las mejores salidas de balón de la Liga. Un tímido centro de Raúl García por aquí. Una forzada internada de Charles por allá. Y entre ambos cientos de centros a cada área de esos que ponen la sonrisa en las bocas de los centrales.
Así se llegó a la visita a vestuarios; tras la cual, los madrileños aparecieron con una nueva cara. Fue todo el equipo el que dio un paso adelante. Se olvidaron de una nueva patética actuación arbitral como la que estaba haciendo Mateu Lahoz y se dedicaron a jugar. Filipe por fin dio la alternativa a Juanfran en sus incorporaciones al ataque. De esta manera Koke y Gabi obtuvieron las ansiadas alternativas y esto enmascaró la deficiente actuación de un perdido Mario Suárez.
Poco a poco las líneas rojiblancas iban cercando el área de Yoel hasta que un defensa dio un desafortunado pase atrás. Como decía un grande, el más listo de la clase apareció para aprovecharlo. Villa corría más que nadie y batía por bajo al guardameta vigués que no se imaginaba lo poco que tardaría el asturiano en volver a repetir esta acción. Solo un minuto después y esta vez culminando una elaborada jugada. Toques en el centro que acababan con la apertura a Sosa en banda derecha. El argentino subía el balón y en el área se cruzaban Villa y Raúl García. Sosa amagaba con ponerla al primer palo donde aparecía el navarro pero el balón se dirigió al centro del área dónde el nuevo colchonero la controlaba para ponerla justo después abajo. Imposible para el portero y el partido cerrado.
El balón volvía a ser celtista pero el último cuarto del campo se le atragantaba a los locales. Los últimos minutos solo sirvieron para constatar que la carrera de Adrián sigue cuesta abajo y sin frenos y para ver las ganas que tiene el Cebolla de jugar al fútbol. Al final los tres puntos se marcharon de forma merecida al Manzanares y los atléticos se cambian la camiseta temporalmente para enfundarse la del Levante.
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