Un golazo del delantero de la Real desequilibró un partido muy igualado entre dos conjuntos demasiado respetuosos entre sí. Las defensas se impusieron a los atacantes y el orden hizo lo propio con la imaginación. Esta nueva derrota deja al Valencia a seis puntos de su objetivo, la Liga Europa. Mientras que reencuentra a la Real con la victoria, tras dos partidos perdiendo.
Valencia y Real Sociedad se olvidaron las armas en el vestuario. Salieron al campo con más temor a perder que anhelo por ganar. Los entrenadores tan contentos. En el primer tiempo los de Pizzi mantuvieron siempre muchos jugadores detrás de la pelota. Querían anular la vertiginosa virtud de los vascos. Mientras, los locales presionaron la salida de balón che y desesperaron a Jonas y Vargas, que no olieron ninguno de los pelotazos que Alves se veía obligado a realizar. Cuando robaban el esférico, los de Arrasate no salían en tromba, como suelen hacerlo. Sino que avanzaban con freno de mano. Cautelosos.
Con este panorama, las ocasiones fueron cosa de fábulas y mitos. Un inofensivo tiro de Feghouli fue lo más excitante del primer capítulo de Anoeta. En la vuelta de vestuarios, continuó el mismo cuento hasta que Agirretxe escribió la única línea en el libro del partido. José Ángel colgó un balón al área y el de Usúrbil lo propulsó fuera del alcance de Diego Alves. El remate del delantero txuri-urdin pareció un truco de magia. Perfecta la posición de su cabeza. Perfecto el salto. Perfecto el gesto.
Ambos equipos habían hecho poco o nada para cambiar el marcador. Pero con tanta calidad en el terreno de juego, había sido cuestión de tiempo que se perdiera de vista el resultado gafas. Los afortunados fueron los vascos. Un tiro a puerta, un gol. Al Valencia le entraron las prisas y el miedo. Se encomendaron a su banda derecha, donde Barragán fue una constante en el juego ofensivo de su equipo. Sin embargo, Iñigo Martínez y compañía se impusieron a Jonas, Feghouli y Parejo. Nada se supo de la banda izquierda che, ni de Bernat. Más preocupado por cubrir a Vela que aportar en ataque.
Los minutos fueron pasando. La desesperación valencianista crecía y en Anoeta olían la sangre. Griezmann pudo haber sentenciado poco después del primer gol, pero Diego Alves le ganó la partida. El Valencia lo intentó más por pasiva que por activa. Con las ganas propias de ir perdiendo. Pero sin un claro propósito. Los balones en largo eran todos para los defensas, las jugadas a balón parado las malogró todas Parejo; más desaparecido que nunca. Jonas tuvo el empate en el 85, pero su volea a quemarropa se marchó por el lateral de la red.
La Real se llevó un encuentro maximizando sus ocasiones. Tiró dos veces a puerta. Marcó un gol. Gran mérito de una zaga blanquiazul que devolvió todas las intentonas ches. Los hombres de Pizzi estuvieron muy desdibujados en el marco del encuentro. Los de Arrasate recuperan la quinta plaza y abandonan esa pequeña racha de dos derrotas consecutivas. Por su parte, deja a un Valencia con muchas dudas tras dos partidos sin ganar. Europa sigue lejos y las jornadas se acaban.
Follow
