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Querer o no querer

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messi pensativoCual liviana hoja impulsada por el viento sin rumbo ni criterio, dejada al amparo de los elementos, el Barça afronta los exámenes finales del presente curso ligado al peor de los estados: la irregularidad. Ante la paridad por la que la temporada deambula, tanto en la Liga como en la Champions, nada halagüeño asoma el panorama para los del Tata Martino por tanto. Sólo la plantilla sabe por qué se protagonizó el esperpento de Pucela, o por qué altivamente el equipo se desenchufó en la segunda parte ante el Valencia, por nombrar dos flagrantes episodios de desidiainexplicable. Eliminado el temible City y abrumado sin paliativos Osasuna el domingo, los azulgranas vuelven a ser favoritos al triplete. Mal asunto cuando se pasa de la nada al todo y del todo a la nada en cuestión de días y sin motivo aparente. Por ello, el actual campeón tiene altamente difícil revalidar su entorchado nacional, ni siquiera venciendo al líder este fin de semana en el Santiago Bernabéu. Sólo el Real Madrid dejará de ganar esta Liga, lo que es improbable que haga.

Escuchar a Busquets hablar, por segunda vez en un mes, de falta de actitud, chirría en los oídos culés provocando la indignación e incredulidad con la que muchos lidian últimamente. Los resultados son impredecibles, la actitud, innegociable. Con lo segundo a la altura del escudo, lo primero, si es negativo, se perdona y se entiende. Es deporte. Pero la afición no tolera el pasotismo. Por mucho que Dani Alves sea el que se queje de falta de apoyo, sus compañeros y él mismo se lo han ganado a pulso con su encriptada motivación en los últimos envites.

Enjuiciar a Messi es delicado. Pero ni el mejor futbolista del mundo dribla la crítica. Especialmente la justa y medida. De nuevo, sólo  él sabrá por qué algunos partidos se los pasa esperando el esférico al pie, sin apenas hacer recorrido hacia él, y sin ayudar en la presión, mientras que en otros, como ante el City, emerge voraz en cualquier baldosa del campo mostrando su ilimitado repertorio. Nuevo misterio. El Mundial está a la vuelta de la esquina, y sus lesiones, recientes. Podría ser. Sólo cabe la especulación, ya que la alevosa y ofensiva política de comunicación del club impide al socio escuchar de boca de los jugadores qué es lo que realmente está ocurriendo. Algún día hablará el argentino, suponemos en la antesala de la Copa del Mundo en Brasil, para salir por la tangente a la hora de explicar el éxito o fracaso de su equipo este año. A todas luces, una falta de respeto inmensa al mayor activo de la institución: sus socios y simpatizantes.

Con Neymar, otro misterio. Ni que decir tiene que todo el affair sobre su fichaje le está afectando. Raro sería que no fuera así. Ahora mismo, sea por la razón que sea, es el quinto delantero de la plantilla a tenor de su rendimiento, a pesar de la excesiva comprensión de su entrenador, que lo situó de inicio ante el Valladolid y el Manchester City. Ante Osasuna no jugó ni un minuto. No es ningún drama, asífuncionan las plantillas de los equipos punteros. No he visto reportajes sobre las suplencias de Pedro y Alexis esta temporada y sus supuestos malestares. La prensa de Madrid y Barcelona son así, hurgan en la polémica ajena sin miramientos. Si el brasileño es un chico maduro, sabrá que pase lo que pase por su cabeza y entorno, ha de mejorar, y mucho, para ser indiscutible en este equipo. Misión del Tata es hacer de Ney pieza importante en este final de temporada.

Todos estos altibajos y vaivenes en el rendimiento de los azulgranas siguen dejando interrogantes sin responder, y que ni mucho menos las ruedas de prensa de su entrenador ayudan a desvelar. Parece que todo es una cuestión de querer esforzarse, de querer seguir siendo referencia. Cuesta creerlo, pero pocas explicaciones más le veo. Parece que sólo ante miuras como el City o el Madrid veremos al mejor Barça. Si es así, hay un grave problema por resolver.