Inicio 1ª División El Sevilla se lleva el derbi europeo

El Sevilla se lleva el derbi europeo

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EFE Sevilla Derbi VictoriaSevilla. El Sevilla FC ha remontado la eliminatoria de octavos de final de la UEFA Europa League ante el Real Betis Balompié (0-2) para terminar certificando su clasificación a la siguiente ronda en la tanda de penaltis. Los goles de Reyes y Bacca permitieron al equipo de Unai Emery igualar la contienda para terminar forzando el tiempo extra de la prórroga y la posterior decisión del choque desde los once metros. Nono mandó fuera el quinto y decisivo penalti.

Una eliminatoria de Octavos de Final de competición europea decidida en la tanda de penaltis genera una tensión difícil de igualar. Una eliminatoria de competición europea decidida en el último penalti de la tanda entre Betis y Sevilla rompe todos los parámetros. El fútbol a veces brinda estas coincidencias, para disfrute de los apasionados neutrales y para sufrimiento durante 120 minutos de los dichosos seguidores rojiblancos y verdiblancos.

Si imborrable fue el encuentro de ida para la mitad de Sevilla que mira a Heliópolis, igual de indeleble será el choque que los dos bandos de la ciudad disputaron a la vuelta para aquellos que sueñan cada domingo en Nervión.

Tras el 0-2 en el Sánchez Pizjuán al Sevilla no le quedó más que saltar al césped del Benito Villamarín a tumba abierta. En la capital de Andalucía el sentimiento no permite medias tintas, o ganas o pierdes. Emery apostó por dar entrada a  Kevin Gameiro junto a Carlos Bacca y la moneda, tras muchos tirabuzones, terminó cayendo de su lado.

El Betis comenzó a perder la renta con la que partía en el nefasto, para sus intereses, minuto 13. Un contraataque vertiginoso obligó a Perquis a estirar su pierna, recordándole viejos fantasmas, hasta tal punto de caer lesionado y ver el partido desde la banda. Como solución de emergencia entró al campo Nono y N’Diaye retrasó su posición hasta la defensa.

En siete minutos los unos perdieron la compostura y los otros dijeron ‘ahora o nunca’. El desconcierto lo aprovechó Reyes para entrar como un puñal al corazón del área y hacer soñar a la mitad rojiblanca de la ciudad. Del Betis sólo N’Diaye, que volvería al centro del campo minutos después, supo mantener la calma. A él se le sumaría Antonio Adán, aunque sus paradas nunca fueron buen presagio para el Betis.

EFE Leo Baptistao M'Bia Derbi Betis SevillaEl Sevilla, con todo a su favor tras romper el cántaro, ya no dejó de percutir buscando horadar la defensa local. La desesperación de Unai Emery desde el banquillo lo decía todo, pues entre cada ocasión sevillista sus rivales verdiblancos contaban con una clara al contraataque.

Sin embargo, la máxima del fútbol volvió a ser lapidaria. De la misma forma que quien erra oportunidades de gol acaba siendo castigado por su desatino, el que chuta primero en una tanda de penaltis acaba perdiendo.

Los nervionenses estuvieron en el lado correcto, y la suerte quedó echada. A la sombra de las emboscadas fulgurantes del Betis construyeron los visitantes su hachazo definitivo. Fue una carrera de libro, con M’Bia cediendo ávido el cuero a la banda, Marko Marin corriendo pegado a la cal para recibir, y sirviendo el extremo alemán en el momento justo el balón al colombiano Bacca que entró como un vendaval. Para horror de la parroquia verdiblanca, mientras el delantero se adentraba en el área de Adán el zaguero Jordi Figueras caía rendido ante la atracción del escuálido Marin.

A sus espaldas se abrió la Puerta del Tártaro por la que el Sevilla terminaría saliendo triunfal tras 120 minutos de desenfreno. La igualada en el tanteo global confirmó que para entonces el cuadro visitante ya había cumplido con su afición, mientras el Betis no podía más que buscar la sorpresa en una guerra de guerrillas deshilachada.

La prórroga siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, atraída por el destino. A una contienda así sólo la resolución desde los once metros podía imprimir el colofón final. En Sevilla, los latidos de corazón desenfrenados de las dos mitades de la ciudad marcaron un jueves inolvidable.

Antonio Adán atajó el primer lanzamiento y el portugués Beto los adivinó todos, aún sin desviarlos. Al fallo de Vitolo pronto se le unió el sonido seco del cuero contra la madera. N’Diaye no acertó y para entonces la condena para el Betis -la gloria para el Sevilla-, ya estaba certificada.

Nono afrontó la distancia hasta el punto de la pena máxima sabiéndose observado por toda una ciudad, sabiéndose –quizás- en el momento y lugar equivocado. Fue el último golpe que el esférico recibió, pues su lanzamiento rozó el poste bien defendido por Beto y rodó lejos, a la sombra de los focos después de 120 minutos.

La luz de las cámaras estaba ya, para entonces, puesta en la mitad roja y blanca de la ciudad. Aquella que siempre recordará la noche en la que vencieron a su rival en los Octavos de Final de la Europa League.