Jonathan Mejía (Málaga, 1989) está de moda. No solo por sus goles, ya va por quince, sino que también por sus gestos. Ayer lo volvió a demostrar en Arjonilla, una localidad de apenas 4000 habitantes donde se vive el fútbol y se siente el Real Jaén como algo propio. No es para menos, en la entidad capitalina Arjonilla se respira tanto en la plantilla como en los despachos.
El bueno de Jona fue aclamado sobre todo por los niños. Nada más bajarse del bus en las puertas del Municipal de San Roque el internacional hondureño fue rodeado por los más pequeños del Atlético Arjonilla. Pero no fueron los únicos, casi todos querían una foto con el hombre que copa portadas tanto en la provincia como en el país que grita a voces su convocatoria para el Mundial, Honduras.
Jona no mostró ni una mala cara, sacó la mejor de sus sonrisas y se dejó fotografiar con todo el mundo que lo requería. Gesto de campeón, de humano en este circo de ídolos de barro y prepotencias. Detalle que deja claro que cuando mostró una camiseta de ánimo a los niños que padecen la maldita lacra del cáncer – aun no entiendo cómo pudo ser sancionado por los sin alma del Comité – no era un simple detalle cara a la galería.
Jona es un buen futbolista, queda claro en su trayectoria, pero además se intuye que es una gran persona. Para muestra un botón y es que el hispano hondureño no quiso irse a la cama sin hacer público este tweet: “Cuando haces feliz a algún niño de la misma manera que te hacían feliz cuando eras pequeño es cuando te sientes lleno y orgulloso de lo q haces. Buenas noches”.
Aboguemos por su participación en el Mundial. Los niños merecen ver a su ídolo por la tele compitiendo en el verde contra los más grandes. Fuera del campo el que es verdaderamente grande es él, al menos sus gestos así lo definen.
Fotos: Alfonso Rueda
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