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Qué les habrán hecho ellos

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Sanción FIFA 2No hay mes donde el mayestático engranaje que mueve el fútbol desde bastidores se olvide de zarandear a un club que ha hecho de la convulsión y la sospecha  indefectibles elementos con los que recorrer la presente temporada. Con la cuestionable decisión de la FIFA de imponer un año de castigo a la entidad impidiéndole fichar hasta verano del 2015, es difícil imaginarse ya más sobresaltos con los que desestabilizar a un vestuario inmerso en el mes más importante del curso.

Lejos de inmolarme en una estulta vorágine de teorías conspiratorias y dirigidas, diré que dudo sinceramente que se acometa finalmente tal sanción. Si bien el Barça admitió tiempo atrás vulnerar el famoso ya artículo 19 del Reglamente sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores, su mimada y costosa política de cantera proporciona un futuro estable a los jóvenes futbolistas y a sus familias, basado principalmente en la educación. Personas antes que deportistas. Además, hasta los 18 años, una vez reconocida la violación de la norma, estas promesas en ciernes sólo se enfundan la zamarra azulgrana en torneos no oficiales, de ahí que la entidad haya multiplicado últimamente su aparición en esta modalidad de competiciones, tanto nacionales como internacionales.

La denuncia anónima al máximo organismo balompédico despierta, como poco, malintencionadas suspicacias. Alguien pretende desestabilizar a la entidad, eso es obvio. El timing parece bien premeditado. Eso sí, lo de la actual Junta del club es de órdago. Más allá del ámbito deportivo, donde meridianas quedan ya mis objeciones al actual director deportivo y sus decisiones, cada paso dado supone un maremoto institucional, que en nada ayuda a obtener los resultados deportivos que se le exigen a la primera plantilla. Todo el affair con la FIFA se podía haber prevenido, anticipado y solucionado de puertas adentro. Pero esta Junta parece estar por encima del bien y del mal. Nadie asume responsabilidades. Nadie dimite. Vuelven a entregarse plácida y voluntariamente a los pies de sus futbolistas, cuyo éxito les redimirá de sus pecados y les alejará del fuego popular.

Y con todo, el equipo inmerso en una de esas semanas marcadas en rojo en el devenir de una temporada. Ante él, una roca a rayas casi impenetrable. El Atlético, y no el Real, se postula finalmente como la piedra que podría provocar el descarrilamiento del tren blaugrana. Quien lo iba a predecir a principio de temporada. El Cholo Simeone ha obrado un acto de fe, de perseverancia casi militar que termina por desquiciar al sutil cuadro del Tata Martino una y otra vez.  A nadie le extrañaría ver a los rojiblancos en las semifinales de la Champions. A pulso que se lo habrían ganado. Sin defensa ni portero de garantías, largo y cuesta arriba se le va a hacer este tramo final a los culés. Con Messi todavía sin descifrar, difícil realmente definir las posibilidades reales de este Barcelona.

Ocurra lo que ocurra, todo el crédito del mundo a una plantilla corta de por sí, negligentemente estructurada, pero que sin embargo tiene a tiro todos los títulos. Observando el trabajo de sus jefes, de aquellos apoltronados en sus lujosas oficinas, negociantes de postín que no hacen sino zancadillear el trabajo y los objetivos deportivos del propio club,  si el Tata y sus hombres terminan ganando algo conviviendo con el enemigo en el piso de arriba, se habrán ganado el cielo de por vida.