Inicio 1ª División El Sevilla se va a Turín, pasando por Valencia

El Sevilla se va a Turín, pasando por Valencia

Compartir

sevval94Juan Baeza.- A Turín se va por Valencia, concretamente por Mestalla, en donde a buen seguro el Valencia jugará todas sus bazas para lograr remontar una eliminatoria que se le ha puesto complicada. Pero el 2-0 de esta noche y sobre todo la imagen consistente y plenamente solvente del Sevilla lo acercan a Turín y le otorgan cierto grado de confianza para soñar. El Sevilla está en estado de gracia y este jueves volvió a demostrarlo, pero sobre todo una vez más estuvo a la altura de lo que exigía un partido de altura, resistiendo cuando había que resistir y aprovechando su momento para hurgar en la herida rival. El resultado final es el soñado para una ida en una eliminatoria europea. 90 minutos en Mestalla pueden dar para mucho, aunque la fiabilidad del equipo de Unai Emery es incuestionable.

Pocos no hubieran firmado un marcador como el obtenido en este primer asalto por la final de Turín. El Sevilla fue todo tenacidad para imponerse a un gran rival, que de hecho le superó sin discusión en los primeros 25 minutos, en los que el equipo estuvo demasiado partido. Muy bien plantado, el Valencia se hizo con el balón y sobre todo con los espacios. El cuero siempre acababa en los hombres de Pizzi y el Sevilla poco a poco se iba aculando. El partido estaba tomando el peor de los rumbos, pero este Sevilla sólido, que sabe encajar golpes, se revuelve a poco que le den un momento. Y así fue. Un saque de esquina en el minuto 27 acabó con un remate que se fue por muy poco de Fazio. Esa ocasión espoleó al respetable y por ende a los jugadores. Segundos después Rakitic y Bacca se asociaron, rematando el colombiano demasiado cruzado. Esas dos jugadas cambiaron el aire del choque, porque por primera vez el Sevilla se veía con posibilidades, y, además, porque Emery ajustó con acierto la posición de Rakitic, que se retrasó un poco para arrebatar el dominio de la medular a Parejo y Keita, que hasta ese momento estaba siendo irrefutable. En el minuto 33 llegó el primer aguijonazo. Rakitic saca una falta, Carriço prolonga y Mbía, en fuera de juego, remata. El gol sube al marcador y el Sevilla abre una herida de la que el Valencia jamás se recuperó. Los de Pizzi se vinieron abajo y el Sevilla, que olió la sangre, se fue sin piedad a por su víctima. El nuevo mordisco tardó sólo tres minutos en llegar, fruto de una inteligente jugada que se cocinaron Vitolo y Bacca, que el colombiano fulminó a la red, después de una excepcional arrancada.

Antes del descanso Fazio tuvo el tercero con la testa, pero Guaita apareció con una gran estirada. Con una abrumadora sensación de superioridad sevillista llegó al partido al descanso y en la reanudación, aunque el Valencia retomó el control, las sensaciones no cambiaron. Fazio, una vez más a balón parado, tuvo el gol e su testa, pero sobre todo Bacca, después de ser asistido con una genialidad de Rakitic, desperdició un mano a mano ante Guaita, que sin duda mantuvo a los suyos en la eliminatoria. El Valencia pisó un poco más el acelerador y el Sevilla optó por replegarse y aguantar los golpes con oficio. Lo cierto es que el Valencia lo buscaba, pero no lo encontraba, porque la defensa, con Fazio al frente, estaba sublime. Una rosca de Vargas metió el susto en el cuerpo a la parroquia local, que cuando peor lo pasaba el equipo se arrancó por el himno del Centenario, para admiración de los aficionados del Valencia, que desde Gol Sur grababan con sus móviles el emocionante espectáculo. En el césped la lucha no tenía cuartel. Cada metro suponía un esfuerzo titánico, aunque los de Emery resistieron bien hasta el tramo final, cuando el empuje del Valencia pasó al grado máximo. En los últimos cinco minutos hubo que sufrir de lo lindo, pero se supo sufrir, eso es lo que da más fuste aún al triunfo. Jonás la tuvo franca, aunque apareció un Beto enorme, mientras que Vargas se estrelló con el larguero para alivio de una grada que no veía el final para conservar un resultado excelente. Sin embargo, cosas del fútbol, fue Iborra, que había salido en el tramo final, el que tuvo la última oportunidad del choque, cuando remató arriba con todo a favor una falta de Rakitic.

No hubo más. El Sevilla se apuntó un triunfo trabajado y sufrido, en el que su rendimiento fue de menos a más, pero en el que sobre todo exhibió el oficio propio de un equipo grande llamado a jugar una final. No perdió los nervios en el comienzo, cuando el Valencia era mucho mejor, supo golpear duro cuando el Valencia flaquó, después de arrebatarle el centro del campo, y con todo a favor mantuvo la renta con solvencia y entidad, para dar un golpe contundente a la semifinal. Turín todavía está lejos, pero sin duda mucho más cerca que antes de la ida. Decidirá Mestalla, sí. Sin embargo, la solvencia de este Sevilla le da pleno derecho para soñar.