Algunos todavía no habíamos cumplido los diez años de edad cuando el Atlético de Madrid ganó su última Liga. Otros andaban en pañales y muchos -bienaventurados los que creen sin haber visto- ni siquiera habían nacido. Aquel equipo de Radomir Antic logró 87 puntos en 42 jornadas, porque entonces la competición la jugaban 22 equipos. Eran otros tiempos. Ahora, este Atleti del Cholo Simeone ha sobrepasado esa barrera en 35 fechas –que gusta decir al técnico argentino- y los 88 puntos todavía no son suficientes para alzarse con el título. Por detrás le persiguen Madrid y Barça, dos monstruos que no suelen esperar dieciocho años para alcanzar la frontera de los ochenta puntos. De hecho, sin contar a los dos grandes, el Atlético de Madrid es el único club que ha logrado esa cifra en la historia de la liga.
La hazaña se consumó ayer en Mestalla, en la enésima profanación perpetrada por este Atleti irreverente y rebelde. Gabi colgó un balón desde la izquierda en el 43’ y Raúl García peinó hacia atrás para abrir la herida. Más de cinco mil hinchas lo celebraron y vieron como Diego Costa pudo sentenciar más adelante en dos ocasiones, pero el sino del Atlético es sufrir, incluso a las puertas de la gloria.
“Somos un equipo de hombres y, si tenemos que sufrir, sufrimos”, sentenció hace unos días el Cholo Simeone para contestar a un periodista que le apuntaba la superioridad del rival durante un partido. Y es que, donde antes el Atlético se diluía como un azucarillo, ahora muestra toda su fortaleza y arrastra a toda su hinchada, que en más de una ocasión le ha mantenido, literalmente, en pie. El fútbol es un estado de ánimo y Simeone lo sabe. Es cuestión de ver siempre el vaso medio lleno y no vivir otro momento que aquí y ahora.
Así que el Atleti cabalga a lomos de su fe inquebrantable en el trabajo diario y, de repente, se encuentra batiendo récords y acariciando una liga que aún se resiste. Mestalla (0-1) es otra medalla al mérito como lo son el Bernabéu (0-1), el Pizjuán (1-3), Anoeta (1-2) o San Mamés (1-2). ¡Ojo! La liga pasa otra vez por Valencia, vuelve al Manzanares ante el Málaga y termina en el Camp Nou, pero ya nadie tiene miedo en el Calderón. Apuesto a que este Atleti tiene el mapa del tesoro.
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