El Levante ha conseguido darle vida a la Liga tras ganar por dos tantos a cero al Atlético de Madrid. Una sola ocasión de gol les bastó a los de Caparrós para vencer a los colchoneros, ya que el primero de los dos tantos se anotó en propia Filipe Luis. El segundo, que conformó la sentencia, lo consiguió Barral a la contra.
El partido comenzaba extraño. Los casi 9.000 seguidores rojiblancos que se trasladaron hasta la Comunidad Valenciana convirtieron el Ciutat de Valencia en una sucursal del Calderón. Pero el juego de su equipo distó mucho del nivel que los aficionados mostraron en la grada. El cerrojazo levantino surtía efecto a las mil maravillas y, para terminar de echarse la soga al cuello, en el primer córner botado por los granotas el balón chocaba en el pecho de Filipe y se colaba mansamente en la portería de Courtois.
Con este regalo caído del cielo, el Levante se sintió aún más cómodo en su repliegue defensivo. También hay que decir que todo es mucho más sencillo cuando en tu portería habita un guardameta de la talla de Keylor Navas. Soberbio su partido que comenzó a labrar en una acción en la que atajó un remate de Raúl García a bocajarro que habría supuesto el empate instantáneo.
Empezó a cundir la desesperación entre las filas rojiblancas y las balones aéreos, bomboncitos para los defensas, se convirtieron en el tónica dominante. La impotencia se mezcló con la rabia por las continuas faltas de los de Caparrós hicieron de la primera parte del choque un infierno para madrileños.
Para el segundo acto el Cholo sabía que su equipo necesitaba una fuerte dosis de creatividad y decidió insertársela vía intravenosa. Adrián y Arda al campo y Villa y Raúl García al banquillo. Estos cambios dieron sus frutos bien pronto. El balón pasó a ser monopolizado por los de Simeone y las ocasiones empezaron a conllevar peligro. Arda la tuvo de cabeza. Filipe vió cómo Navarro sacaba su disparo raso bajo palos. Costa observó cómo su remate lamía el poste marchándose fuera. Keylor Navas sacó una mano cuando el balón del Alderweireld parecía colarse ya en la escuadra derecha de su portería.
Justo cuando parecía que el empate estaba a punto de aparecer llegó la sentencia. Balón al aire valenciano. Lo bajaba Casadesús y se marchaba poniéndosela a Barral que la reventaba a trompicones poniendo el silencio en el tercio rojiblanco del estadio. Este gol lanzaba al desesperada a los del Cholo que aún pudieron reengancharse al encuentro si el disparo de Adrián no lo hubiese repelido el palo izquierdo de la meta granota. Al final el Atlético agotó el colchón que traía a Valencia y ahora no puede permitirse perder ningún partido más si quiere llevarse la Liga.
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