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El gen de la vergüenza

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tito-vilanovaNo sé sabe muy bien lo que es, algo intangible se dice, sólo perceptible por sus protagonistas, sustancia y esencia de un estilo, de una manera de entender el fútbol, y por ende, el deporte en sí mismo. Hablo del manido (me incluyo entre los habituales  captores) ADN azulgrana. Aquel que tan honrosa y cabalmente representó toda su vida, Tito Vilanova. No sólo referido al juego a practicar, al comportamiento a seguir, sean cuales sean las circunstancias, sino al conocimiento, entendimiento, aceptación y manejo de todo lo que rodea a la entidad barcelonista, un entorno engullidor y volcánico, insatisfecho por naturaleza, pero orgulloso de sí mismo. Un elenco de denominadores comunes que definen al F. C. Barcelona. Pero no todos, ni mucho menos, dignos de alabanza.

La desgracia y la fatalidad, en su más cruda materialización, azotó a la familia blaugrana la semana pasada. Un barcelonista bueno y ejemplo en infinidad de aspectos, nos dejó de manera injusta. Si un servidor se emocionó y convivió con el estupor y la congoja durante días, no me quiero imaginar lo que han pasado los jugadores en estos días de luto. Futbolistas que, como Cesc, Piqué o Messi, lo tuvieron como guía deportivo y humano cuando sólo eran proyectos de profesionales.

Como si se hubiese seguido un macabro guión cinematográfico de dos años de duración, la defunción de Tito Vilanova es el golpe fatal que ha terminado de hundir  a un vestuario, que a pesar de tan atroces singularidades, ha mantenido el tipo de forma ejemplar, algo que ya alabamos en estas líneas días atrás.

Si esa es la razón de lo que se está viendo sobre el césped, se acepta. Sería inhumano no acusar tal desazón. Pero si no, tanto sus integrantes como muchos de los seguidores culés deberían avergonzarse de ese otro componente que también está implícito en su ADN: el derrotismo. Dejarse dos puntos ante el Getafe en el Camp Nou es impropio de un club que presume de grandeza. No porque no pueda ocurrir, es deporte, sino porque el título no está imposible, más aún con los dos rivales directos poseen ya sus billetes para la finalísima de Lisboa del próximo 24 de mayo.

La sensación que transmite la plantilla azulgrana desde su derrota en la pasada final de la Copa del Rey es que dan por finiquitada la competición doméstica. Ya no interesa porque ya no se va a ganar (¿Quién lo dice? Las matemáticas no). Un insulto en toda regla. La realidad dice que con el batacazo del Real Madrid anoche en el Nuevo Zorrilla, ¡los del Tata Martino vuelven a depender de sí mismos para llevarse la Liga! Ver para creer.

Sin embargo, su presencia en el campo dice otra cosa muy dispar. De nuevo, por enésima vez, Busquets acusó al plantel de una actitud indigna de profesionales. ¿Cómo se ha de digerir tal comportamiento? El deportista ha de no bajar los brazos hasta el final y sólo rendirse cuando el destino lo dicta. Es la ambigüedad del ADN azulgrana. Al final no la ganarán, porque no parecen desearla. Y no creo que sea por el dolor ocasionado por la pérdida del siempre eterno Tito.