Inicio 1ª División El Betis enloquece al Valladolid

El Betis enloquece al Valladolid

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EFE Javi Guerra ValladolidSevilla. El Real Betis Balompié ha derrotado (4-3) al Real Valladolid en un partido donde el desconcierto ha reinado durante los noventa minutos y las líneas defensivas han permitido un festín para los delanteros. Peña y Javi Guerra en dos ocasiones dieron vida a los visitantes pero Jorge Molina, Peña en propia puerta, Rubén Castro y Juanfran rescataron la victoria para el Betis.

Al Benito Villamarín pocos fueron los valientes que se acercaron en una tarde calurosa, de último domingo de Feria y con el equipo apurando los últimos minutos en Primera; pero si el precio de la entrada se justifica con el espectáculo visto sobre el campo, los poco más de 11.000 espectadores pueden darse por satisfechos.

El partido bailó entre lo absurdo, lo esperpéntico y lo excitante. A los 50 segundos se adelantó el Valladolid y ya cumplido el 90 Juanfran firmó un 4-3 desde el centro del campo para el Betis. Entre uno y otro gol hubo carreras, tropiezos, errores de bulto y, fruto de todo ello, goles.

Al primer tanto de Javi Guerra pronto le sucedió un córner muy cerrado botado por el Betis que entre Braian Rodríguez y el defensa Peña mandaron a gol sin querer. Ambos bandos pronto comprobaron que a la mínima incursión de los atacantes los desajustes defensivos brotaban de mil y un manantiales. Hicieron lo más cuerdo: firmar la tregua y esperar al descanso.

Para entonces el Valladolid empezó a jugar también contra el cronómetro y contra los resultados que simultáneamente fueron sucediéndose en el resto de campos donde el descenso estaba en disputa. El partido enloqueció de forma inexorable.

EFE Rubén CastroA la vuelta de vestuarios la defensa verdiblanca dejó a los arietes pucelanos libres de marca en un córner como si de una excursión infantil se tratara. Primero el esférico le llegó a Marc Valiente, que lo mandó al segundo palo, y allí apareció Peña para resarcirse de su error previo y gritar gol.

En un calco de la escena de los primeros minutos, el Betis marchó al ataque y se volvió a encontrar un empate fabricado por Rubén Castro y rematado por Jorge Molina. Para entonces la afición quedó desperezada de tanto alboroto y no le quedó más que frotarse los ojos una y otra vez para creer lo que sobre el campo estaba sucediendo.

Lo que ocurrió no fue sino que el Valladolid, luchando por salir de la quema, volvió a adelantarse por tercera vez en lo que iba de tarde para a continuación conceder un nuevo gol, como si antes de salir a jugar los capitanes de los dos equipos hubiesen firmado un pacto secreto para animar a base de goles a los afición. Por cada gol de un conjunto el rival tendría derecho de conseguir también otro.

Así que Juanfran corrió ávido la banda derecha después de que Guerra marcase de penalti y en el corazón del área encontró esperando a Rubén Castro, que parecía no estar en el área del Valladolid sino esperando un taxi a las 6 de la mañana de lo magnífica que era la soledad en la que se encontraba. No le quedó más remedio que excusarse y mandar el esférico de nuevo a la red con potencia y colocación.

A estas alturas de juego los más pequeños de cada casa necesitaron ya ayuda de los padres para saber cómo iba el marcador y quién iba ganando. Juanfran de nuevo, por si acaso, decidió erigirse en protagonista y con el descuento comenzado botó una falta que surcó medio campo y acabó en la red. Fue un golazo extraño, buen resumen del partido.

El colegiado, desencajado ante tanto gol, sospechó que allí había trampa y poco después señaló el fin del encuentro.