Comenzar esta reflexión recordándoles a los responsables del área deportiva del FC Barcelona que, esta vez, ninguna excusa les servirá de justificación ante una eventual errónea política de fichajes, sería un esfuerzo infructuoso, dado que nunca han reconocido equivocarse. Quien calla, otorga, y el silencio que desde que el club tienen a bien dispensar a todos los socios como norma general, es suficiente para los entendidos culés. Con los medios adecuados a su disposición, a saber: tiempo y dinero (no ilimitado pero sí suficiente), a la afición no se le puede engañar y fallar de nuevo. El examen final ha comenzado.
Empezando por el presidente de la entidad, Josep M. Bartomeu, y los vicepresidentes económico y del área de fútbol, Javier Faus y Jordi Mestre, pasando, por supuesto, por el ducho director deportivo, Andoni Zubizarreta y sus ayudantes, Narciso Juliá y Albert Valentín, todos y cada uno de ellos admiten encontrarse en una encrucijada, la que se deriva del primer año sin grandes títulos desde 2008, y con una temporada venidera que determinará su futuro o su epitafio dentro de la institución. Ni el más condescendiente y piadoso socio azulgrana perdonaría una torpe e inadecuada reestructuración de la plantilla. “Hagan bien su trabajo, por favor” parece gritar ahogadamente una masa social marcada por el hiriente devenir de un año triste que ha concluido con el Real Madrid campeón de Europa.
Nadie afirma que la tarea sea sencilla. Bien saben todos los clubes que al Barça le urge reforzarse y, visto el listón del mercado, le van a pedir a los blaugrana una millonada por cada jugador al que quieran echarle el lazo. Hora por tanto para los más avezados en materia de negociaciones. También para saber vender, asignatura pendiente desde que tengo uso de razón. Pero vender a los futbolistas de los que se puedan prescindir. Leer nombres como los de Pedro o Álexis en esas quinielas son indicios erróneos a las primeras de cambio. Precisamente en el año que el equipo más ha adolecido de intensidad, sacrificio, solidaridad y esfuerzo, se pretende traspasar a los dos futbolistas más altruistas y generosos. Los que más ayudan en defensa siendo delanteros, aunque uno haya sido el segundo máximo goleador del curso. Cierto es que con la vuelta de Deulofeu, sobran perfiles de banda, no obstante Pedro y Álexis han dado la cara en las duras y las maduras y merecen seguir el curso que viene.
Respecto a la portería y a la retaguardia, mucho me temo que el consenso (y sobre todo, el acierto) será mucho más complicado de conseguir. Los nombres que salen convencen a pocos (no estoy entre ellos tampoco), pero no será porque no han tenido tiempo para atar a los más adecuados. Es aquí donde la afición tiene puesta la vista y la afilada crítica si procede. El Barça ha hecho aguas en defensa desde que el gran capitán inició su calvario de lesiones dos años atrás. El dinero debe invertirse ahí, en la base de seguridad de un equipo sobradamente preparado ofensivamente. Ahí no puede fallar el señor Zubizarreta y su equipo. ¿Pagar 12 millones por un portero de 31 años? Suena a broma de mal gusto, de esas que la masa social no está dispuesta a tolerar más.
El verano es largo, y más con Mundial, pero ellos sabrán. Se la juegan. No hay red de seguridad y el Camp Nou exige profesionalidad y competencia. Es lo mínimo a demandar. No sé pero me da que más de uno en los despachos tiene las horas contadas como empleado de la entidad.
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