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Espinas y lágrimas cubren el camino

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XaviLa depresión y el sollozo instalados en las gargantas de los seguidores de la Selección en estos días de desorientación parecen preludiar el fin del sueño que parecía eterno. Aquel, de cuento de hadas, que jamás hubiésemos ni siquiera osado imaginar como actores principales con un balón de por medio.

Firmar un epitafio digno es con lo que algunos se conforman ahora. Pocos campos tan enteramente injustos como el fútbol a la hora de consensuar una objetiva evaluación de los hechos. Sigo viendo a los de Del Bosque peleando por una segunda estrella a pesar de la humillación del sábado (una cosa no quita a la otra). Los paralelismos entre la Roja y el Barça son incuestionables. Con todos los síntomas decadentes arrojados durante el trayecto de la pasada temporada, tuvieron la Liga en sus pies. Algunos referentes quedaron en entredicho, y ahora, se discute su continuidad en el nuevo proyecto de Luis Enrique. No tan sulfúrico es el asunto con la Selección. Varios han sido ya los que se han adelantado al curso natural e imparable de sus trayectorias profesionales anunciando su renuncia a seguir defendiendo los colores del combinado nacional, facilitando así la transición, y además, ahorrando a sus jefes el amarguísimo trago de ser ellos los que los dejen de llevar. Tal son los casos de Villa, Casillas, ¿Xavi?

El caso del de Terrasa es espinoso y curioso. Ni un artículo recuerdo en ningún medio hasta el pasado mes de abril que versara sobre el futuro de Xavi en el nuevo Barça que asomaba. Primero, porque su contrato así lo corrobora (finaliza en 2016); y segundo, porque no estaba cuestionada su decadencia, sólo la lógica regulación de un futbolista de élite de 34 años. Pues bien, el último mes de competición, con suplencia incluida el día de la final ante el Atlético en el Camp Nou, unido al descalabro ante Holanda, despejan la incógnita: Xavi está acabado. Si a ello le añadimos las encriptadas palabras de Luis Enrique el día de su presentación, y la suculenta oferta catarí con la que el mediocentro está siendo tentado, el affaire Xavi ya es un problema.Xavi 2

El fútbol es sentimiento, y por tanto, dolor. Toda reestructuración requiere frialdad, serenidad y sensatez. Ninguna de estos atributos esquiva la pena y la congoja que acompañan a las grandes decisiones. Guardiola ni las notó cuando limpió el vestuario azulgrana entre 2008 y 2009. No es un camino fácil de recorrer, y requiere un fuerte carácter al que lo lidere. Luis Enrique da el perfil y no le temblará el pulso si así lo considera.

Xavi no ha hecho una buena temporada. Varios segundos más lento de lo habitual en la ejecución de su fútbol, en ver los espacios y habilitar con sus pases a sus compañeros. Pero ha sido un mal año para todo el Barça en general. Él no ha sido el problema. Ahora, los jóvenes vienen pisando fuerte, Rafinha, Sergi Roberto. Con la Selección, igual. Koke es el futuro y Xavi el pasado. Si ha de ser así, que así sea, pero desde una global perspectiva de los hecho, nunca parcial, nunca desde abril.

El profesionalismo no entiende de nombres. Ni Del Bosque ni Luis Enrique pueden seguir poniendo a Xavi por que sea Xavi, el futbolista más exitoso de nuestra historia. Cambios así van cubiertos de lágrimas. Lo que hay que dilucidar ahora es si todo lo que se dice de Xavi es cierto o es sólo la figura a la que culpar del fin del esplendor futbolístico de su club y de la Selección.