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España, punto y seguido

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portada casillasLa desmemoria es inherente al fútbol y a las aficiones. Ayer es tiempo lejano. Lo que pasa hoy sostiene el pasado o lo desintegra sin esfuerzo alguno. España, la Selección que ha deslumbrado al mundo, ha perdido y vuelve a casa. Nadie se reconoce en ella ahora. Solo se valora al ganador. Si no se actualiza esa condición, no sirve de nada, nada de lo que se haya hecho antes, por enorme que sea. Aquí somos especialistas en regurgitar bilis almacenadas durante años y lanzar sobre el error cometido el perverso juicio que nace del resentimiento. Esto afecta más a los medios que, por intereses muy concretos y más allá de las audiencias, prefieren una cosa u otra en defensa de simpatías, manías o apoyos rentables en momentos puntuales.

Lo de la afición es otra cosa. La reedición de las dos Españas. Una de, charanga y pandereta, que se para y se ofusca cuando no le dan el dulce azucarillo del triunfo, renegando, maldiciendo y dando lecciones a todo el que quiera escucharlas de cómo, en este caso, Del Bosque se ha equivocado. Luego, afortunadamente, hay otra España dolida pero sensata que no niega  lo conseguido y que critica lo que hemos visto en Brasil desde el espacio deportivo. No es que no se pueda criticar al seleccionador, se puede y es bueno debatir, expresar opiniones y mostrar desacuerdos.

Lo que chirría es la vejación y el insulto que se vierte sobre profesionales del fútbol a los que se les niega la dignidad al competir, la voluntad al disputar o el compromiso con los colores. Es tan patético lo que se escucha que parece imposible pensar que esos mismos, que hoy pasan del análisis y usan la descalificación, para referirse a los jugadores y al entrenador, son los mismos que besaban el escudo y la foto de Iker, los mismos que elevaban a Del Bosque a los altares.

Todo es más sencillo. España no logró encontrar ni el ritmo ni la intensidad y sin eso, después de ser estudiados con lupa, la calidad no es suficiente. Fueron los que tenían que ir. Fueran los que fueran, pensar otra cosa es poner excusas y ganas de simplificar algo más complejo. De todas formas esto no es un punto final, solo un punto y seguido. Seguro.